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VISIONS DU RÉEL 2025

Crítica: The Vanishing Point

por 

- La directora iraní Bani Khoshnoudi intenta dar vida al fantasma de un pasado familiar que solo existe en los pocos objetos que lo han habitado

Crítica: The Vanishing Point

The Vanishing Point, la película de Bani Khoshnoudi —cineasta iraní exiliada en Estados Unidos— que ha sido galardonada con el premio Burning Lights del Visions du Réel, es un verdadero poema visual que destila cada palabra como si fuera una lágrima silenciosa que brota del ojo y termina en ese mar callado que es la memoria colectiva de un país en rebelión. Después de que su película sobre el Movimiento Verde de 2009 fuera censurada, Bani Khoshnoudi no pudo volver a su país natal. Este exilio la obligó a replantearse su historia personal desde otra perspectiva, a través de los recuerdos que guarda con recelo, gracias a los testigos que aún pueden contarle lo que ocurrió, y a través de los objetos que sobrevivieron a su huida. En la película, sin embargo, no habla directamente de su vida, sino de la de su prima, que desapareció y fue asesinada en una prisión política iraní en 1988.

Los pocos recursos de los que dispone para romper un silencio familiar lleno de miedo y pudor son, por tanto, los pocos objetos (muy pocas fotografías, unas gafas y un pequeño cuaderno) que pertenecían a su prima, sus propios recuerdos de infancia, las palabras susurradas y los videos de todas las personas anónimas que han capturado la revuelta de un país herido que reclama su libertad. Con la compañía de la montadora Claire Atherton, la directora se lanza a una reconstrucción casi desesperada de una vida que terminó trágicamente, en un intento por reconectarse con su propia dignidad. Con minuciosidad y una calma casi meditativa, la cámara de Bani Khoshnoudi se posa en la página de un álbum de fotos del que ha sido arrancada una imagen, en contraste con la libertad de una niña que, en el presente de la narración, juega en el jardín de una casa. ¿Qué significa ser borrada no solo de la historia de tu propio país, que no tolera ninguna desviación de la norma, sino también de la historia de tu propia familia? Esta parece ser la principal pregunta que la cineasta se plantea. Gracias a los videos de quienes nunca dejaron de luchar, reivinidicando así su sagrado derecho a existir (especialmente las mujeres), la directora devuelve, en cierto modo, una familia a su prima, y lo hace reubicándola dentro de una historia hecha de gritos, dolor, esperanza y dignidad.

De manera personal, delicada y profundamente valiente, la directora entreteje su historia familiar con la de Irán, de modo que da vida a un ensayo cinematográfico lleno de poesía desesperada. Aunque la violencia nunca se oculta, tampoco domina el discurso en ningún momento. De hecho, el horror se manifiesta de una manera más sutil, como el olvido. Al enfrentarnos con las pocas migajas que quedan de quienes ya no están, la película nos confronta con nuestra propia cobardía. ¿Cuánto valor se necesita para no sucumbir al compromiso, para no intercambiar la libertad por la vida? The Vanishing Point es una película indispensable, capaz de comunicar, con el lenguaje propio del cine, todo el horror inherente a tener que callar para poder sobrevivir.

The Vanishing Point ha sido producida por Pensée Sauvage Films (Irán/Estados Unidos) y KinoElektron.

(Traducción del italiano)

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