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CANNES 2025 Semana de la Crítica

Crítica: Reedland

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- CANNES 2025: Sven Bresser realiza una cautivadora y perturbadora película sobre un viejo cortador de juncos obsesionado con resolver el misterio de un asesinato

Crítica: Reedland
Gerrit Knobbe en Reedland

“Llegué en barco, caminé por la línea de siega y vi un rastro entre los juncos. Lo seguí, y fue allí donde la encontré”. El descubrimiento del cadáver de una joven, con una hormiga recorriendo su vientre desnudo, constituye el punto de partida de la apasionante y evocadora Reedland [+lee también:
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, la nueva película de Sven Bresser, que ha sido presentada en la competición oficial de la Semana de la Crítica del 78.º Festival de Cannes. Aunque podría parecer que el primer largometraje del director neerlandés sigue los pasos de un thriller de investigación, las apariencias resultan relativamente engañosas, ya que lo que nos aguarda no es sino una obra de fascinante extrañeza, de una gran belleza visual, enmarcada en una puesta en escena sumamente sofisticada, en perfecto contraste con una captación del entorno casi documental.

“¿Puede contarme cómo se ha desarrollado su día, desde que se ha levantado hasta ahora?”. A Johan (Gerrit Knobbe, cuyo rostro parece esculpido como una estatua antigua), un granjero viudo y solitario que cada día va a trabajar a su parcela de juncos enclavada en el corazón de la vasta naturaleza salvaje de un pantano, no le resulta en absoluto complicado contar su rutina a los dos policías que han venido a interrogarle: corta, ata, quema lo que estorba, y después vuelve a casa, donde solo lo acompaña el tic-tac del reloj (como el espectador puede comprobar en los nueve primeros minutos de la película, hipnóticos y sin una sola palabra). Pero el negocio se ve amenazado por la caída de precios y pérdida de calidad provocada por los contenedores chinos, la revalorización de los contratos de alquiler en nombre de Europa —o el oportunismo capitalista de algunos— y las desbrozadoras, que destruyen la tierra y los juncos.

“Hay que adaptarse a los cambios”, “no queda otra que avanzar con los tiempos”… Eso es lo que Johan no hace más que oír a su alrededor. Pero él se niega rotundamente a hacerlo y sigue cuidando con cariño de su yegua Grise, conduciendo por las estrechas y rectas carreteras de un país salpicado de granjas aisladas y en ruinas, y cuidando de vez en cuando de su nieta Dana (Loïs Reinders), de 11 años. Pero el descubrimiento del cadáver le atormenta, por lo que decide investigar por su cuenta, y todo ello mientras la naturaleza le depara una sorpresa tan oscura como misteriosa…

Al jugar con los códigos del cine negro con un toque de fantasía y ecos de psicología profunda, Sven Bresser siembra la duda con maestría y saca el máximo partido de la geografía en la que se sitúa su historia. El viento que agita los juncos, las lluvias repentinas y torrenciales, los patios vacíos de las granjas, los fuegos de maleza, el bosque espeso, la piedra negra, las leyendas locales sobre un monstruo oculto y una sirena que maldice a sus captores, sonidos que rasgan el silencio… True Detective se percibe en el ambiente, con ligeros toques de Bruno Dumont (La humanidad), Shyamalan y Lynch, todo ello pasado por el tamiz austero de un hiperrealismo neerlandés metódico y embellecido por una puesta en escena especialmente cuidada (trabajo fuera de campo, variedad de encuadres, etc.) a cargo del director de fotografía Sam du Pon. Todas estas cualidades distinguen al cineasta como un artista capaz de sugerir mucho con poco, lo cual augura una carrera que habrá que seguir muy de cerca.

Reedland ha sido producida por Viking Film (Países Bajos) y coproducida por A Private View (Bélgica). Las ventas internacionales corren a cargo de The Party Film Sales.

(Traducción del francés)

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