CANNES 2025 Semana de la Crítica
Crítica: Baise-en-ville
por Fabien Lemercier
- CANNES 2025: A través del prisma del paso a la adultez, Martin Jauvat continúa con sus tiernas y cómicas divagaciones y su radiografía de la vida en las afueras parisinas

"¿Estáis todos bien sujetos?" Hay momentos en la vida en los que se tiene la deprimente sensación de que todo se nos escapa de las manos, de que estamos entre la espada y la pared, atrapados en una situación paradójica de la que hay que salir a toda costa sin saber muy bien cómo, y con la pesada carga de una absoluta falta de confianza para intentar cambiar el rumbo. Este es precisamente el caso de Corentin, apodado Sprite, el entrañable antihéroe que protagoniza Baise-en-ville, la peculiar comedia de Martin Jauvat, que ha sido presentada como proyección especial en la Semana de la Crítica del 78.º Festival de Cannes. Tras haber pasado ya por la Croisette (en la sección ACID en 2022) con Grand Paris, su primer largometraje, el cineasta francés retoma aquí, con un descarado sentido del humor —a medio camino entre el realismo y un espíritu de cómic sumamente colorido—, su análisis sociológico y existencialista del día a día y de las esperanzas frustradas de la juventud en las afueras de París.
Todo empieza con una historia tan absurda como simbólica: la madre de Sprite le confisca el tapón de la bañera para intentar dar una lección al dulce y temperamental joven de 25 años (interpretado por el propio director) que ha vuelto a vivir a la casa familiar, sin hacer nada y sin planes ni perspectivas de futuro. Ante la amenaza de ser echado de casa, Sprite se pone manos a la obra para intentar encontrar un trabajo y no convertirse en el "eterno becario". Pero salir del bucle no es fácil, ya que, como dice él mismo, "para conseguir un trabajo, te piden el carné de conducir, pero hay que encontrar un trabajo para pagar el carné". Y así, entre situaciones tan absurdas como reales, y con la ayuda de su cuñado Walid (William Lebghil), se ve inmerso de pronto en una agotadora rutina: clases de autoescuela durante el día con Marie-Charlotte (una divertidísima Emmanuelle Bercot), por la noche un trabajo con Ricco (Sébastien Chassagne) en Allo Nettoyo, una microempresa especializada en limpiar casas tras fiestas, y en medio de todo esto, interminables trayectos en transporte público. Y en este torbellino cotidiano, el tímido Sprite, que todavía se pone las camisetas de fútbol de cuando era niño, también tiene la intención de encontrar el amor ("no sabes conducir, no sabes follar, no sabes bailar, ¡no sabes hacer nada!")…
"Dale un pez a un hombre y comerá hoy, enséñale a pescar y comerá el resto de su vida." Baise-en-ville es un divertido relato iniciático que transcurre en cuatro días y gira en torno a la necesidad de expresar las emociones. Jauvat encadena metáforas (como la de los delfines: "su reino son las profundidades, pero tienen que subir constantemente a la superficie para respirar") en una atmósfera lúdica y desatada —aunque medida con precisión—, llevando sin complejos el humor al límite y apoyándose en la enorme complicidad de los dúos de actores, que sin duda lo dan todo. Se trata de una película de espíritu libre, desenfadada y sin pretensiones que, sin duda, está en perfecta sintonía con el título que le da nombre, que hace referencia a una "pequeña bolsa, generalmente provista de una correa, en la que se lleva lo esencial para pasar la noche fuera de casa".
Baise-en-ville ha sido producida por Ecce Films (también gestiona las ventas internacionales) y coproducida por France 2 Cinéma.
(Traducción del francés)
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