Crítica: O Riso e a Faca
por David Katz
- CANNES 2025: El cineasta portugués Pedro Pinho firma una crónica épica de un trabajador de una ONG que se descubre a sí mismo en Guinea-Bisáu

Sérgio (Sérgio Coragem), un trabajador humanitario portugués de pelo rizado, maneja la presión en público, pero se marchita en su vida personal. En medio de su exigente pero gratificante labor para una ONG que opera en Guinea-Bisáu, país de África Occidental y miembro de la Commonwealth lusófona, algo le corroe, y tiene que ver con su neurosis respecto a su complicada vocación, así como con su libido frustrada. O Riso e a Faca [+lee también:
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ficha de la película], la epopeya de tres horas y media de Pedro Pinho, no es mucho más eficaz a la hora de ofrecer respuestas en nombre de Sérgio, ni siquiera una catarsis, pero es una ventana atractiva para observar su vida y sus tribulaciones. Tras el éxito de La fábrica de nada [+lee también:
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ficha de la película] en la Quincena de Cineastas de 2017, la nueva película de Pinho se ha estrenado este año en la sección Un Certain Regard.
En cuanto a la duración… Su anterior largometraje también alcanzaba cómodamente los 177 minutos, por lo que está claro que el tiempo es clave para la visión artística de Pinho. De hecho, O Riso e a Faca necesita esta extensión para abordar el amplio abanico de temas dispares que explora y para profundizar en la caracterización de los personajes, aunque se podría decir que uno de sus protagonistas, Guilherme (interpretado por Jonathan Guilherme), sigue estando poco desarrollado a lo largo de la historia. Estamos ante una experiencia hipnótica, aunque exigente (la película dura 211 minutos), que resultaría insuficiente e incompleta si fuera 45 minutos más corta. Es necesario adaptarse a su ritmo y ajustar nuestro reloj biológico a la conocida noción cultural del “tiempo africano”. De esta forma, casi como recompensa por la inquebrantable concentración del espectador, Pinho le “regala” una escena de sexo increíblemente gráfica e interpretada con naturalidad, aproximadamente a dos tercios de la película.
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ficha de la película], Sérgio debe desplazarse de un lugar a otro del país, supervisando la instalación de servicios de agua potable y proyectos de ingeniería civil, mientras la cámara del director de fotografía Ivo Lopes Araújo se posa sobre su hombro como un buen documentalista observacional, permitiéndonos contemplarlo todo por nosotros mismos. Algunos espectadores pueden discrepar, pero Pinho deja claro que esta relación de ayuda y diplomacia poscolonial funciona, a pesar de los ocasionales tropiezos en su desarrollo. Por supuesto, su guion cuestiona de forma incisiva la noción del “salvador blanco”, y cómo esta relación postindependencia se parece más bien a un pacto neocolonial entre un amo y su antiguo súbdito.
Aunque sus responsabilidades profesionales funcionen bien en un sentido macro, Sérgio sabe que hay algo moralmente cuestionable en lo que busca, y siendo un ser humano con necesidades, procura una vía de escape en la socialización y el sexo. Su existencia como expatriado se contrapone a la de su vecina Diára (la excelente Cleo Diára) y su elegante círculo de amigos. Ella misma puede subsistir con cierta riqueza e independencia heredadas (en comparación con su madre en su antiguo pueblo, como vemos en una vívida secuencia al final de la película), aunque también se ve amenazada por las crecientes maquinaciones capitalistas de la Guinea-Bisáu urbana. Sérgio la corteja románticamente, al igual que otros hombres, y se subraya su deseo sexual hacia diversos bissauguineanos, lo cual se vincula con la infraestructura de ayuda que implementa e impone sobre ellos.
Sérgio transmite la sensación de ser un vago análogo de la posición de Pinho: observa desde fuera y se pregunta si realmente pertenece a este lugar o si está sobrepasando varios límites. Esta dinámica hace que O Riso e a Faca resulte ligeramente autoconsciente, volviendo sobre sí misma y girando en torno a sus propios temas, pero también hay belleza en su compromiso con la duda y la ambivalencia.
O Riso e a Faca es una coproducción entre Portugal, Francia, Brasil y Rumanía, producida por Uma Pedra no Sapato, Terratreme Filmes, Still Moving, Bubbles Project y deFilm. Paradise City Sales se encarga de las ventas internacionales.
(Traducción del inglés)
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