Crítica: Renoir
por Fabien Lemercier
- CANNES 2025: La directora japonesa Chie Hayakawa teje una obra de infinita delicadeza sobre la mirada de los niños hacia el torturado mundo de los adultos

“La llama permanecerá en los ojos de tu mente incluso cuando los ojos estén cerrados”. Con Renoir [+lee también:
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entrevista: Chie Hayakawa
ficha de la película], el segundo largometraje de Chie Hayakawa, que ha sido presentado en la competición oficial del 78.º Festival de Cannes, la cineasta japonesa mantiene, por medio de un estilo etéreo y delicado que contrasta totalmente con la ostentación moderna —y como digna heredera del cine pacífico de Yasujirō Ozu—, todas las sutiles promesas que ya se vislumbraban en Plan 75 [+lee también:
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ficha de la película], que fue presentado en la sección Un Certain Regard de la Croisette en 2022.
“Me gustaría ser huérfana”. Tal y como señala su profesor, la pequeña Fuki (Yui Suzuki), que cursa quinto de primaria, tiene una imaginación particularmente fértil, y pocos niños de once años saben escribir como ella. Sin embargo, la realidad es mucho más dura de lo que él cree, ya que el padre de Fuki (Lily Franky) está ingresado en el hospital con un cáncer terminal y la madre (Hikari Ishida), que hace lo que puede para lidiar con la situación, filtra sus emociones con extrema moderación, asumiendo la responsabilidad de continuar su carrera profesional de la mejor manera posible y tratando de proyectarse hacia el futuro al tiempo que afronta y soporta las contingencias del presente. “Hay cosas que los niños no pueden entender”, le dice a su única hija, con la que la comunicación se reduce al mínimo diario.
Pero a Fuki no le importa, porque tiene su propio mundo interior, un mundo de sueños y una repentina atracción por la telepatía, la hipnosis y, tal vez, los hechizos. Se trata de un territorio mental de concentración que explora en secreto con aplomo y perseverancia, y todo ello mientras escucha discretamente a los adultos que la rodean, continúa con su vida de estudiante de primaria en vísperas de las vacaciones de verano y visita regularmente a su padre en el hospital. Es como si se le abriera una existencia paralela, una zona en la que su ingenio puede incluso llegar a ser peligroso...
Renoir (un título inspirado, como descubriremos, por un cuadro del célebre pintor conocido como La pequeña Irène o La niña del lazo azul), que ha sido filmada y montada con gran riqueza de detalles y fluidez, dibuja un retrato muy sutil y progresivo del enfoque del duelo y de las diferentes formas de intentar resolver las dificultades de comunicación. La película, que constituye una especie de estudio in vivo —visto desde la perspectiva de la infancia y la cultura japonesa— de la psicología conductual, la terapia cognitiva y la fe en los milagros y lo oculto, también consigue dotar de una verdadera identidad —y complejidad— a los personajes, además de a su entrañable joven protagonista. Se trata sin duda de una obra dotada de un encanto dulce, tranquilizador, inteligente y cautivador, que demuestra con gran maestría y sin ostentación todo el potencial de la directora Chie Hayakawa. Es “algo sencillo, pero que puede dejarte sin aliento. Vacía tu corazón y tu mente, mírame a los ojos”.
Renoir ha sido producida por las japonesas Loaded Films y Happinet Corporation, junto con las francesas Arte France Cinéma e Ici et Là Productions, la singapurense Akanga Film Asia, la indonesia KawanKawan Media y las filipinas Nathan Studios y Daluyong Studios. Las ventas internacionales de la película corren a cargo de Goodfellas.
(Traducción del francés)
Galería de fotos 17/05/2025: Cannes 2025 - Renoir
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