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CANNES 2025 Quincena de los Cineastas

Crítica: La Danse des Renards

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- CANNES 2025: Valéry Carnoy firma una ópera prima sensible y carnal, al igual que su protagonista, que en un intenso momento debe plantearse cómo seguirá su propia historia

Crítica: La Danse des Renards
Samuel Kircher en La Danse des Renards

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, que se ha estrenado a nivel mundial en la Quincena de los Cineastas del 78.º Festival de Cannes, traza un retrato inquietante y elegante de un joven en movimiento, en plena transición de la adolescencia a la edad adulta, durante un paréntesis forzado por un accidente que deja secuelas mucho más profundas que las físicas. En este primer largometraje profundamente personal, Valéry Carnoy continúa su exploración de la relación masculina con el cuerpo y la violencia, la forma en que las imposiciones de la virilidad pueden moldear los destinos y el precio que deben pagar quienes intentan escapar de ellas. Estas cuestiones ya ocupaban un lugar central en su cortometraje Titan, que giraba en torno a chicos de 14 años. La Danse des renards recoge el testigo y nos transporta al corazón de un internado deportivo, al seno de un grupo de jóvenes boxeadores.

Camille (Samuel Kircher) es el campeón júnior de boxeo inglés en Francia. Su título le ha dado fama y le ha convertido en el ídolo del grupo, especialmente de Matteo (Faycal Anaflous), su mejor amigo y mayor admirador. Ambos chicos comparten el boxeo, que constituye el tejido de su amistad, pero también lo que queda de su infancia: una complicidad y un ritual consistente en dar de comer a los zorros en el bosque que rodea la escuela, para observar mejor su danza. Durante una de estas expediciones, Camille se pone en peligro, pero Matteo lo salva. Este accidente, que parecía destinado a estrechar su vínculo, acaba por distanciarles. Tras la lesión, Camille ya no es el mismo. Su relación con su cuerpo, con la violencia y con el sufrimiento cambia. Dentro del grupo, su aura se resquebraja y el lugar que ocupa comienza a ponerse en tela de juicio. Aunque se dice que está curado, siente dolores que se consideran fantasmas. Entonces surge la pregunta: ¿y si ese dolor fuera tan existencial como físico?

Durante este tiempo de crisis, Camille, que se encuentra suspendido en un espacio cerrado y apartado del mundo adulto, lucha y atraviesa un umbral, como si ese impedimento físico le hubiese abierto una puerta al otro lado del espejo. Las limitaciones de su cuerpo le llevarán poco a poco a comprender que el boxeo no es necesariamente el lugar donde desea expresarse. Pero esta ruptura va más allá de lo aparente y adopta un giro sentimental, ya que romper con el boxeo también significa romper con la imagen que tiene de sí mismo, así como romper con Matteo y su amistad. En este sentido, La Danse des renards es un relato de paso a la adultez que Valéry Carnoy revisita desde una perspectiva muy cercana a su protagonista, sumergiéndonos en su respiración, siguiéndole hasta adentrarnos en la intensidad de su presente. Camille está interpretado por un Samuel Kircher muy inspirado, del que se esperaban muchas cosas tras su actuación en El último verano. Faycal Anaflous, actor debutante que encarna a Matteo, interpreta el papel de su personaje de manera magnética, y todo el joven reparto destaca por su naturalidad y presencia. Se trata de una fluida y vibrante ópera prima sobre el poder de las primeras amistades, que recurre a la tenacidad y la resistencia de los cuerpos para transmitir los sentimientos.

La Danse des renards ha sido producida por Hélicotronc (Bélgica), con la que Valéry Carnoy trabaja desde Titan, y coproducida por Les Films du Poisson (Francia). Las ventas internacionales de la película corren a cargo de The Party Film Sales.

(Traducción del francés)

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