Crítica: O Agente Secreto
por Fabien Lemercier
- CANNES 2025: Kleber Mendonça Filho firma una obra juguetona, coral y sofisticada, con decisiones narrativas asombrosas que desvelan los recuerdos más oscuros de la dictadura brasileña

“Hay una cosa que vi y tres cosas que hice, pero no las voy a contar”. Con O Agente Secreto [+lee también:
tráiler
ficha de la película], la extraordinaria y fascinante nueva película de Kleber Mendonça Filho, que ha sido presentada en la competición oficial del 78.º Festival de Cannes, el cineasta brasileño inicia un diálogo cinematográfico de alto nivel contra el olvido del cruel pasado de su país en los años 70. Se trata de una inmersión en recuerdos que deben manejarse con delicadeza y que el director ha plasmado en una obra prototípica a base de ensamblar con virtuosismo capas narrativas y jugar con los códigos del cine de género para encontrar la distancia adecuada respecto a su tema. Una arquitectura que, aunque a primera vista parece complicada y llena de idas y venidas en torno a un gran número de personajes secundarios, poco a poco va desvelando todos sus secretos y mensajes en un torbellino romántico encarnado por arquetipos (en particular, los “malos”) increíblemente divertidos sobre los que se cierne la tragedia.
“Voy a contar una historia”, “¿conoces la historia de la sobrina?”, “cuenta la historia en orden”, “era un poco confuso”. Estas frases, captadas a lo largo de la trama, ilustran perfectamente el enfoque del director, que hace avanzar el relato en tres capítulos (La pesadilla del niño, El instituto de identificación y Transfusión de sangre) y en varios frentes (bajo el agua, como un agente secreto), hasta converger en un todo. La película gira en torno a Marcelo (Wagner Moura), cuyo verdadero nombre, que no es otro que Armando, descubriremos más adelante. El protagonista es un investigador que, en 1977, se oculta en la clandestinidad en Recife, a la espera de poder abandonar el país con su hijo pequeño, refugiado en una residencia que acoge a varias personas en su misma situación. A su alrededor gravitan un trío de policías locales corruptos y empeñados en resolver el caso de una pierna cortada —de la que conocen perfectamente el origen— que se halló en el estómago de un tiburón, y dos sicarios —que contratarán a un tercero en el lugar—, que vienen de fuera y le siguen la pista a Marcelo/Armando por encargo de un empresario sin escrúpulos. Y, como guinda del pastel de Kleber Mendonça Filho, dos jóvenes mujeres de nuestro tiempo escuchan las cintas con los testimonios grabados por la red de protección y exfiltración.
Si a esta mezcla le añadimos cadáveres eliminados con discreción, un seguimiento, un tiroteo, titulares de periódicos, un destello de fantasía propia de una película de serie Z, un cine como lugar de encuentro clandestino (con referencias, entre otras, a Tiburón, El exorcista o Pánico en la ciudad), música en la radio y en tocadiscos, y una multitud de pequeños detalles sugerentes, solo se tendrá una idea parcial de la exuberante riqueza de O Agente Secreto. El cineasta brasileño, que ha demostrado ser un experto en la preparación de tramas crípticas, hace resonar su voz única mediante la magistral mezcla de todas las canciones de su coro de personajes. La película, que oculta durante mucho tiempo la emoción bajo la máscara formal del entretenimiento y el homenaje al legado del séptimo arte, se revela como una pieza clave en el museo de la memoria sangrienta de Brasil.
O Agente Secreto ha sido producida por Cinemascópio (Brasil) y coproducida por MK Productions (Francia), One Two Films (Alemania), Lemming Film (Países Bajos) y Arte France Cinéma. Las ventas internacionales de la película corren a cargo de mk2 Films.
(Traducción del francés)
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