Crítica: Eagles of the Republic
por Fabien Lemercier
- CANNES 2025: Tarik Saleh completa su trilogía de El Cairo con un buen ejercicio de cine negro sobre la mentira y la verdad, sobre una estrella de cine tomando difíciles decisiones en un terreno minado

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ficha de la película] (2022), Tarik Saleh se mantiene en la senda del cine negro de gran calidad, y lo hace a través de la fascinante Eagles of the Republic [+lee también:
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ficha de la película], que ha sido presentada en la competición oficial del 78.º Festival de Cannes. A base de revisitar los clásicos, con un héroe ambivalente que patrulla la ciudad a bordo de su viejo Jaguar descapotable, una femme fatale, círculos del poder militar que se jactan de su propaganda cultural, un “consigliere” titiritero omnisciente, incursiones en zonas peligrosas, un aire de conspiración y traición, e incluso un pacto fáustico bajo coacción, el director sueco de origen egipcio consigue con brillantez —y con una sencillez de lo más atractiva para el público— reformular el género en la tierra de los faraones.
“Le aconsejo que tenga mucho cuidado cuando hable del presidente”. El actor George Fahmy (un perfecto Fares Fares) se ve envuelto en un buen lío durante el rodaje de La volonté du peuple, ya que no aceptó de buen grado encarnar al número uno del Estado egipcio, el mariscal al-Sisi. George, toda una leyenda viva del cine nacional, un bebedor y mujeriego empedernido que, tras separarse de su esposa, convive ahora con una mujer (Lyna Khoudri) lo suficientemente joven como para ser su hija, se creía intocable debido a su inmensa popularidad. ¿Trabajar para el régimen? No le entusiasmaba en absoluto, a pesar del consejo de su agente (“no son el tipo de personas a las que se les dice que no”). Sin embargo, pronto cambia de opinión tras recibir algunas amenazas bien formuladas, tanto de carácter profesional como privado.
George aún no lo sabe, pero ya no tiene las llaves de su destino, y su impotencia no hace más que aumentar a medida que se complica la situación. Incapaz de comprender todos los detalles, persiste inconscientemente en sus maniobras de casanova, esta vez con la esposa del ministro de Guerra (Zineb Triki). Por muy buen actor que sea ("las palabras son el vestido de las emociones"), nuestro aventurero de la gran pantalla debe esta vez, bajo la estrecha vigilancia del doctor Mansour (Amr Waked), interpretar "palabras y sentimientos que no le pertenecen en absoluto", sino que son los de un mundo muy real, en el que los uniformes se llevan tanto delante como detrás de las cámaras, y donde se trabaja para construir una imagen mítica en el imaginario colectivo mientras se traman conspiraciones entre bastidores...
"Relájese. Estamos en el mismo bando. Somos el escudo del país, las Águilas de la República. Pida lo que quiera." Con esta tercera entrega de su trilogía de El Cairo, Tarik Saleh esboza, por medio de un toque cinematográfico aterciopelado (gracias al talento de Pierre Aïm en la dirección de fotografía y Alexandre Desplat en la música), una sonrisa astuta al espectador, de modo que le invita a no hacerse demasiadas preguntas y dejarse llevar por una historia romántica llena de suspense y giros argumentales magistralmente ejecutados, que también ofrece, en pequeñas dosis, alguna que otra lección de historia bajo la superficie del recorrido de un personaje acostumbrado a las máscaras, pero atrapado en la red de un sistema.
Eagles of the Republic ha sido producida por la sueca Unlimited Stories y la francesa Memento Production, junto con la sueca Apparaten, la danesa Ström Pictures y Arte France Cinéma. Las ventas internacionales de la película corren a cargo de Playtime.
(Traducción del francés)
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