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CANNES 2025 Competición

Crítica: Un simple accidente

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- CANNES 2025: La última película de Jafar Panahi, un cautivador relato de venganza y ajuste de cuentas, desnuda el círculo vicioso de la violencia bajo la represión

Crítica: Un simple accidente
(i-d) Mohamad Ali Elyasmehr, Hadis Pakbaten y Majid Panahi en Un simple accidente

Estrenada en la competición del Festival de Cannes, Un simple accidente [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, de Jafar Panahi, es una obra cinematográfica discretamente explosiva, rodada en secreto y ambientada en el Irán contemporáneo, que vuelve a mostrar la voz desafiante del director y su magistral control de la tensión narrativa. Estamos ante una historia de consecuencias imprevistas y ambivalencia moral, que comienza con un pequeño accidente de tráfico y evoluciona hasta convertirse en una tensa obra de cámara sobre la culpa, la venganza y la naturaleza cíclica de la violencia.

La historia gira en torno a Vahid (Vahid Mobasseri), un hombre de clase trabajadora aparentemente tranquilo que se encuentra inesperadamente con Eghbal (Ebrahim Azizi), apodado “Pata de Palo”, antiguo inspector del régimen y guardia de prisiones, famoso por su crueldad. En un poderoso prólogo, Panahi nos presenta a Eghbal y a su familia (su mujer y su hija pequeña), aportando matices a la imagen de un hombre que, de otro modo, sería recordado solo por su brutalidad. Eghbal, un veterano de guerra que perdió una pierna en Siria y ahora camina con una prótesis, arrastra cicatrices tanto físicas como morales. Este estudio inicial del personaje prepara el terreno para lo que viene después: la impulsiva decisión de Vahid de capturar a Eghbal, su antiguo torturador.

La parte central de la película reúne a un grupo de víctimas: Shiva (Mariam Afshari), una fotógrafa perspicaz y sensata; Golrokh (Hadis Pakbaten) y su futuro marido (Majid Panahi), y Hamid (Mohamad Ali Elyasmehr), una figura profundamente escéptica y emocionalmente inestable que encarna a la perfección el dilema al que todos se enfrentan: ¿qué hacer con Eghbal?

Aunque la película comienza lentamente, va ganando ritmo hasta llegar a un tenso enfrentamiento de gran carga moral. Una escena especialmente memorable en una furgoneta aparcada, en la que una discusión entre los protagonistas casi los expone a los guardias de seguridad privada que pasan por allí, consigue inyectar algo de ligereza a la trama. Los gritos de Hamid llaman la atención y, en un momento absurdo, Vahid admite que no tiene dinero en efectivo y acaba pagando un soborno con una tarjeta de crédito, lo que subraya la naturaleza surrealista de su rol como justiciero.

La mayor parte del acto final, rodado en un impresionante plano secuencia, es una proeza. A medida que estallan las tensiones, Panahi transforma la película de una simple historia de venganza a una reflexión más amplia sobre el poder, la violencia y los efectos corrosivos de la represión. Lo que inicialmente parece un enfrentamiento entre opresores y oprimidos revela dinámicas más profundas y universales: cómo la violencia, cuando se interioriza, puede extenderse por metástasis y arraigar incluso entre sus víctimas. El reparto ofrece interpretaciones sobresalientes, en particular Mobasseri, Afshari y Elyasmehr, que elevan la carga emocional con una intensidad cruda.

La fotografía de Amin Jafari desempeña un papel crucial en la transmisión de la atmósfera emocional de la película, y la cámara mantiene una mirada firme y observadora. El diseño de producción de Leila Naghdi es igualmente eficaz, liberando a la puesta en escena de ornamentos en favor de una estética funcional y realista. Este enfoque se ajusta a las características típicas del cine iraní contemporáneo: minimalismo, realismo emocional y compromiso con la narración por encima del espectáculo.

En Un simple accidente, Panahi se reafirma como uno de los cineastas más esenciales de la actualidad. Su último largometraje no solo es políticamente poderoso y formalmente inventivo, sino también profundamente humano: una narración apasionante y pausada que culmina con un final inesperadamente devastador. Es una película al mismo tiempo actual y atemporal, y está profundamente arraigada en la realidad social y política de Irán.

It Was Just an Accident es una producción de Les Films Pelléas (Francia), coproducida por Bidibul Productions (Luxemburgo), Pio & Co (Francia) y Arte France Cinéma, en colaboración con Memento (Francia) y mk2 Films (Francia). mk2 también se encarga de las ventas.

(Traducción del inglés)


Galería de fotos 21/05/2025: Cannes 2025 - It Was Just an Accident

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Jafar Panahi, Vahid Mobasseri, Maryam Afsharimovahed, Ebrahim Azizi, Hadis Pakbaten, Majid Panahi, Delnaz Najafi
© 2025 Fabrizio de Gennaro for Cineuropa - fadege.it, @fadege.it

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