Crítica: The Disappearance of Josef Mengele
por Mariana Hristova
- CANNES 2025: La nueva película de Kirill Serebrennikov es un retrato rico, denso, complejo, absorbente y finalmente imparcial de un fascista en el exilio

Tras retratar a uno de los grandes maestros de la música clásica rusa a través de la frustración de su esposa por su homosexualidad en La mujer de Tchaikovsky [+lee también:
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ficha de la película], y después de introducirnos en los entresijos de la Guerra Fría mediante la mirada poco convencional de un poeta frenético y políticamente controvertido en Limónov: The Ballad [+lee también:
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ficha de la película], no es de extrañar que Kirill Serebrennikov esté de vuelta con una visión profunda y alternativa de la historia oficial y sus figuras clave. Su nueva película, The Disappearance of Josef Mengele [+lee también:
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ficha de la película], que acaba de ser presentada en la sección Cannes Première del 78.º Festival de Cannes, se basa en la novela testimonial del autor francés Olivier Guez y ofrece una exploración minuciosa de la personalidad del tristemente célebre médico nazi Josef Mengele (interpretado por un demoníacamente impecable August Diehl), que, tras la Segunda Guerra Mundial, huyó de su Alemania natal hacia América Latina con el fin de vivir una vida en la clandestinidad entre Argentina, Paraguay y Brasil. A través de saltos temporales y representaciones de los círculos fascistas que rodearon a Mengele en su exilio en Latinoamérica, Serebrennikov recrea una atmósfera escalofriante marcada por la ideología —aparentemente inmortal— de la raza pura y el ser humano perfecto. Y una vez más, como en Limónov: La balada, el cineasta pone el foco en un personaje profundamente antipático, pero lo hace sin dejar de prestar igual atención a su entorno para indagar en controversias que no se han abordado en muchas ocasiones.
El largometraje arranca como una película de cine negro, con un Mengele encubierto e inmerso en una atmósfera de jazz, pero poco a poco se despliega como una introducción íntima al mundo de la diáspora nazi al otro lado del Atlántico: una comunidad de “inmigrantes” con sus propias nostalgias y fetiches, que continúa su vida en apacibles barrios residenciales con jardines adornados con esvásticas. Mengele, al que el “purificado” estado alemán persigue en su afán público por limpiar su reputación —por eso lo ha declarado prófugo—, es acogido con calidez en el exilio por compañeros afines que niegan abiertamente el genocidio judío como una invención delirante y que siguen soñando con un mundo disciplinado, ordenado y sin individuos “inútiles”. Si no fuera por las fechas que aparecen marcadas en la parte inferior de la pantalla, pensaríamos que se trata de imágenes de la Alemania nazi.
Aunque está filmada mayoritariamente en blanco y negro, The Disappearance of Josef Mengele no presenta en absoluto una visión monocroma de su protagonista. No cabe duda de que Mengele fue un monstruo, pero resulta aún más revelador descubrir a los muchos otros criminales que vivieron vidas cómodas, aparentemente intactos por los juicios de Núremberg, así como a la industria que se benefició enormemente del trabajo forzado en los campos de concentración. Buena parte de esto, junto con detallados relatos sobre la limpieza racial y los experimentos humanos, se revela a través de los testimonios de Mengele a su aterrorizado hijo, que insiste en conocer la verdad sobre su padre. Estas confesiones se intercalan con escenas del período latinoamericano en forma de “imágenes de archivo” simuladas, que constituyen las secuencias más estremecedoras de la película, junto con retrospecciones en color de los días felices del médico en medio de las cámaras de gas. El caótico torrente de recuerdos de Mengele se transmite con autenticidad, y a la vez se mantiene accesible mediante un lenguaje visual preciso y original que combina una narrativa dinámica con un encuadre cuidadoso de gestos, una exploración atmosférica del espacio y un sutil juego de luces y reflejos, y todo ello gracias al trabajo del director de fotografía Vladislav Opelyants y, por supuesto, a la profunda comprensión del director sobre los recursos expresivos del cine. Una vez más, Serebrennikov ha encontrado la forma más adecuada —en este caso, para captar la esterilidad del aura de su personaje y transmitir un mensaje sobre la responsabilidad compartida en las atrocidades de este mundo maldito— para esculpir una obra de arte magistral sin necesidad de imponer su ego artístico, algo poco habitual en el cine de autor contemporáneo.
The Disappearance of Josef Mengele es una coproducción francesa, alemana, mexicana, estadounidense y británica de la que se han encargado Hype Studios, CG Cinema, Lupa Film GmbH, Piano, ARTE France Cinéma, Scala Films, Lorem Ipsum Corp y Goldrush Films.
(Traducción del inglés)
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