Crítica: The History of Sound
- CANNES 2025: En la cinta de Oliver Hermanus, las voces dulces resuenan a través del tiempo, creando un poético y musicalmente rico relato de memoria, amor y pérdida

The History of Sound, de Oliver Hermanus, una de las aspirantes a la Palma de Oro de este año en Cannes, es una película emotiva, a veces imperfecta pero finalmente conmovedora, que aborda temas como la intimidad, la memoria y la preservación cultural a través de una lente melódica única. Adaptada por Ben Shattuck a partir de su propio relato corto, la película narra una historia de amor con el telón de fondo de una nación en proceso de cambio, unida por el poder perdurable de la música folk y los ecos de un amor que una vez existió.
Ambientada a principios del siglo XX, la historia comienza en una zona rural de Kentucky, donde el joven Lionel (Paul Mescal) se cría escuchando las armonías que cantaba su padre en el porche de su casa. En 1917, se marcha al Conservatorio de Música de Boston, donde conoce a David (Josh O'Connor), un carismático compositor. Su amistad, que florece mientras cantan juntos, se ve truncada bruscamente cuando David es reclutado para la Primera Guerra Mundial. El destino los reúne de nuevo en 1920 para un viaje invernal por Maine, donde recopilan y graban canciones populares en un intento por preservar una tradición oral que desaparece rápidamente.
La parte central de la película está dedicada íntegramente a esta expedición folclórica. Filmada con una sensibilidad luminosa por el director de fotografía Alexander Dynan, los bosques de Maine y las humildes granjas se convierten en escenarios para una tierna exploración de la identidad y la conexión. Hermanus sobresale al captar las sutiles corrientes emocionales entre Lionel y David, con la inestimable ayuda de las interpretaciones llenas de matices de Mescal y O’Connor, que resultan magnéticos de principio a fin. Su química es cautivadora, llena de deseo reprimido y alegría fugaz, nunca exagerada.
Musicalmente, la película vuela alto. Las canciones folclóricas a capela, algunas conocidas y otras recién descubiertas, fluyen de manera orgánica a lo largo de la narración. No son meros ambientes de fondo, sino pilares estructurales y emocionales, donde cada melodía refleja el mundo interior de los protagonistas y su misión de preservar el patrimonio musical estadounidense en peligro de extinción. La repetición de ciertos motivos, especialmente un tema principal inquietante, podría poner a prueba la paciencia de algunos espectadores, pero la sinceridad y la calidad de las interpretaciones hacen que esta elección resulte, en general, defendible y conmovedora.
El título adquiere un significado con múltiples capas a través de los ojos de Lionel, algo que se refleja en la cuidadosa construcción de su personaje. Para él, el sonido es más que una sensación: es obsesión, pasión y el filtro a través del cual experimenta el mundo. Habla de los tonos como colores, de las vibraciones como sabores; su sensibilidad sinestésica hacia la música revela cómo esta ha moldeado profundamente tanto su carrera como su vida emocional.
Aunque cuenta con una banda sonora magnífica y un suntuoso diseño de producción, que capta a la perfección tanto la crudeza del Kentucky rural como la riqueza de los detalles de época en la Europa de los años veinte, la película no está exenta de errores. El ritmo es lento en el primer acto, y un desvío a Roma a mitad de la película, aunque narrativamente significativo, flaquea en tono. Los diálogos se vuelven ocasionalmente torpes, las interpretaciones ligeramente exageradas y el registro emocional parece no estar siempre en sintonía con el tono generalmente mesurado de la película.
Sin embargo, Hermanus mantiene el control durante la mayor parte del tiempo. Crea un tono melancólico pero reconfortante, especialmente en la secuencia final de la película, un epílogo ambientado en los años ochenta con Chris Cooper en el papel de un Lionel anciano. Este capítulo final, manejado con elegancia y moderación, resulta plenamente satisfactorio.
The History of Sound no es solo una historia de amor ni un musical; es una meditación sosegada sobre cómo el arte puede archivar emociones cuando las palabras fallan, y sobre cómo las voces, preservadas en cilindros de cera y en la memoria, cargan el peso de generaciones. A pesar de sus pequeños defectos, estamos ante una película de gran ternura, que confía en que el espectador se incline a escuchar.
The History of Sound es una producción de Film4 (Reino Unido), Kino Produzioni (Italia) y las estadounidenses Closer Media, End Cue, Fat City, Storm City Films y Tango Entertainment.
(Traducción del inglés)
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