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PELÍCULAS / CRÍTICAS España / México

Crítica: Ruido

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- Ingride Santos debuta en la dirección de largometrajes con una película sobre la lucha de raperos, retratando sus barrios, su machismo y los problemas de integración racial

Crítica: Ruido
Latifa Drame en Ruido

Estrenada mundialmente el pasado mes de marzo dentro de la sección oficial a concurso del último Festival de Málaga y proyectada la semana pasada en la edición número 51 del Festival Internacional de Cine de Seattle, Ruido es la ópera prima de Ingride Santos, cineasta catalana curtida en la publicidad y la producción (ha trabajado, entre otros, con Elena Trapé y Kike Maíllo, productor de este film) que anteriormente dirigió el corto de ficción Beef, producido por Isabel Coixet y por el que recibió una nominación al Goya 2020.

El guion de Ruido –escrito por Santos junto a Lluis Segura– presenta a Lati, adolescente de origen africano residente en Barcelona que encontró refugio en el rap tras la muerte de su padre –que fue músico– y, dos años después, sueña con triunfar en el mundo de las batallas de freestyle. Sin embargo, su rigurosa madre, aferrada a las tradiciones, no tolera esa vocación pues la considera peligrosa y vulgar. Por eso la chica, mientras se escaquea de sus clases de ayudante de odontología, entrenará a escondidas con una antigua promesa del rap que la ayudará a enfrentarse a sus límites, descubriendo que la batalla no se libra solo en el escenario, sino también en su interior.

Apoyada en el carisma y la magnética presencia de su actriz principal, la no profesional Latifa Drame, seleccionada a través de un riguroso proceso de casting, la cámara de Ruido la sigue sin descanso en su doloroso proceso de duelo, descubrimiento y lucha por encontrar una vocación, algo que no resulta especialmente original en su argumento (del cine comercial norteamericano conocemos numerosos títulos con semejantes historias de superación y ascenso, de Rocky a Karate Kid, por nombrar dos clásicos populares), pero sí está realizada con brío, energía y un poderío visual acorde con el universo urbano que retrata.

Porque Ruido es una inmersión en los barrios periféricos, poco fotogénicos y no transitados por los turistas de la Ciudad Condal, a la vez que un alegato feminista que apela a la sororidad a través de ese personaje central que, ayudado por sus amigas, logra plantarle cara al machismo, la gordofobia y el racismo de un universo de gallitos peleones.

Así la cinta –filmada en su tramo final en la capital de México– se convierte en un retrato febril de chicas valientes, que se enfrentan a un entorno social empeñado en arrinconarlas y convertirlas en víctimas pasivas de un sistema que no acepta la disidencia y la rebeldía. Todo ello regado con la música de rap y sus letras incendiarias, una de las pocas manifestaciones artísticas que aún no abraza los corsés de la censura y, por el contrario, abandera la más rotunda libertad creativa.

Ruido es una película original de Filmin producida por las españolas Sábado Películas y Playtime Movies en asociación con la compañía mexicana La Corte. De sus ventas se ocupa Film Factory y de su distribución española VerCine.

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