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CANNES 2025 Un Certain Regard

Crítica: The Chronology of Water

por 

- CANNES 2025: El primer largometraje de Kristen Stewart, que adapta las memorias de Lidia Yuknavitch, sigue el viaje de una superviviente de abusos sexuales hasta convertirse en escritora

Crítica: The Chronology of Water
Imogen Poots en The Chronology of Water

Kristen Stewart se identificó tanto con las aclamadas memorias de Lidia Yuknavitch, The Chronology of Water, que sintió la necesidad de adaptarlas al cine y dirigir la película. Además, de alguna manera, también podemos percibir su presencia en la pantalla. Cuando los actores reciben indicaciones de sus directores, a menudo imitan sus gestos verbales y físicos. En esta película homónima, la actriz británica Imogen Poots ofrece una interpretación al estilo de Stewart como Yuknavitch, cambiando el acento de Florida de la autora por las inflexiones entrecortadas de su directora. Aunque la versión cinematográfica de The Chronology of Water, estrenada en la sección Un Certain Regard de Cannes, cede a ciertos clichés y no siempre consigue que su estructura enrevesada y repetitiva juegue a su favor, representa una impresionante expansión de lo que Stewart ha aportado al cine estadounidense e internacional (con ese César luciendo espléndido en su vitrina). Su destreza interpretativa traspasa la barrera cuando ocupa la silla de directora.

La autobiografía original ha ido ganando gradualmente mayor credibilidad en el mundo literario. De hecho, ¿dónde estaría el agotador género de la “autoficción” sin ella? Uno de los principales defectos de The Chronology of Water es partir de una historia muy específica y emocionalmente detallada sobre la realidad de los abusos, y hacer que parezca excesivamente genérica. Lidia (su nombre real se mantiene en la adaptación) pasa de un hogar problemático, donde su padre Phillip (interpretado por un amenazador Michael Epp) abusa sexualmente de ella y de su hermana Claudia (Thora Birch), al éxito literario y profesional de forma bastante fluida. Entre ambos extremos asistimos a episodios narrativos entrelazados que involucran su talento para la natación en su juventud, la pérdida de su único hijo, el tiempo que pasa con su tutor, el icónico escritor estadounidense Ken Kesey (un impresionante Jim Belushi), y su exploración emancipadora de la bisexualidad y el BDSM. Supuestamente, la película ha sufrido considerables recortes, y se rumorea que Stewart volverá a la sala de montaje. Aunque mantiene la estructura por capítulos, todos estos momentos parecen truncados de forma surrealista. Aun así, la directora mantiene su mirada fija en su carril, haciéndonos sentir las emociones a flor de piel y evocando una catarsis real y edificante.

Con la ayuda del director de fotografía Corey C. Waters, Stewart se esfuerza por encontrar un lenguaje visual atractivo para trasladar el texto original a la pantalla. Trabajar al otro lado del objetivo de tantos grandes directores (entre ellos David Fincher, Kelly Reichardt y David Cronenberg) ha influido claramente en su “mirada”, además de en su facilidad para trabajar con actores de diversas escuelas de formación interpretativa. Su montaje junto a Olivia Neergaard-Holm (colaboradora de Ali Abbasi) salta y se desliza a través de varias líneas temporales e intensidades, contrastando el particular “flujo” del agua con la solidez de sus recuerdos traumáticos y del paso de la vida. Sin embargo, todo este arduo trabajo casi resulta excesivo, con elementos visuales que se parecen demasiado a un videoclip artístico de rock alternativo de los años 90, una impresión reforzada por los temas extradiegéticos de shoegaze, música industrial y Fiona Apple.

Como es habitual en Cannes, donde se han estrenado fracasos dirigidos por actores como Ryan Gosling, Johnny Depp y otros, pasarse detrás de la cámara es una apuesta arriesgada, bajo la implacable luz de los flashes de los medios y la desagradable schadenfreude de los críticos. No obstante, a pesar de todo lo que no termina de funcionar en esta película, la pasión de Stewart por la historia que cuenta, y su evidente dominio del lenguaje cinematográfico, resultan contagiosos, y seguramente podamos esperar más trabajos suyos como directora (¿y quizás nuevas apariciones en Cannes?).

The Chronology of Water es una coproducción entre Francia, Letonia, Estados Unidos y Reino Unido, realizada por Scott Free Productions, CG Cinema, Forma Pro Films y Nevermind Pictures. Sus ventas internacionales corren a cargo de Les Films du Losange.

(Traducción del inglés)

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