Crítica: The Wolf, the Fox and the Leopard
por Veronica Orciari
- El largometraje de David Verbeek es una valiente y filosófica fábula sobre la identidad y la libertad que combina una potencia visual con una cautivadora interpretación de Jessica Reynolds

The Wolf, the Fox and the Leopard, de David Verbeek, se ha estrenado a nivel mundial en la sección International Narrative del Festival de Tribeca. Este largometraje, coproducido por Países Bajos, Luxemburgo, Irlanda, Croacia y Taiwán, está rodado en inglés, con algunas partes en japonés, que se ha empleado principalmente para la voz en off.
La película narra la historia de una joven (Jessica Reynolds) que se ha criado entre lobos en el bosque, lo cual la ha llevado a adoptar un comportamiento animal. Su vida da un vuelco cuando es descubierta, estudiada y finalmente adoptada por una pareja que la aísla en una plataforma petrolífera abandonada y le pone el nombre de “Uno”. Mientras intentan educarla —a base de enseñarle a hablar y advertirle sobre los peligros del llamado “viejo mundo”—, ella comienza a desarrollar un pensamiento propio y a cuestionar el entorno cerrado y controlado en el que ha sido confinada. Su viaje se convierte en una exploración filosófica sobre la identidad, la libertad y la naturaleza humana, de modo que se plantean una serie de dilemas morales que alcanzan el núcleo mismo de lo que significa ser humano. La película aborda con sutileza preguntas atemporales sobre si los rasgos que nos definen son innatos o adquiridos, evocando así las ideas pedagógicas y filosóficas de Jean-Jacques Rousseau en su obra Emilio o De la educación.
El cineasta neerlandés demuestra una dirección firme y segura en una obra en la que resulta difícil destacar un único aspecto sobresaliente. La trama, que no puede ser más fascinante, consigue atrapar al espectador a los pocos minutos. El diseño de sonido es excepcional y está respaldado por un trabajo técnico de gran nivel en todos los departamentos, con especial mención a la dirección de fotografía de Frank van der Eeden. El montaje de Matthieu Laclau también juega un papel crucial en el éxito del largometraje, ya que el equilibrio entre escenas hace que las más de dos horas de duración se pasen volando.
En cuanto a las interpretaciones, Reynolds ofrece un trabajo potente y afinado en el papel de Loba, y prueba de ello es la gran precisión con la que captura la esencia animal de su personaje. La película depende en gran medida de la credibilidad de su interpretación, y por suerte, encaja perfectamente con su papel. En una historia como esta, un fallo en la elección de la protagonista podría haber hecho tambalear todo el universo narrativo. La actriz luxemburguesa Maria Jung y el británico Nicholas Pinnock también destacan con interpretaciones sólidas en los papeles de Zorra y Leopardo, los padres adoptivos de Uno.
Se puede decir que esta obra de Verbeek tiene el potencial de ser del agrado de un público muy amplio, desde cinéfilos fervientes en busca de profundidad artística hasta espectadores ocasionales que simplemente buscan una película atractiva. El director logra encontrar con gran habilidad el equilibrio entre ambas sensibilidades y consigue defender un enfoque de “cine de autor” sin dejar de lado la naturaleza intrínsecamente entretenida del cine. Encontrar este tipo de equilibrio no es tarea fácil y rara vez se consigue con tanta eficacia. The Wolf, the Fox and the Leopard constituye una prueba irrefutable de la gran capacidad de Verbeek para llegar a un público amplio sin comprometer su integridad artística ni su visión.
The Wolf, the Fox and the Leopard es una coproducción entre Lemming Film (Países Bajos), Deal Productions (Luxemburgo), Feline Films (Irlanda), Nukleus Film (Croacia) y Flash Forward Entertainment (Taiwán). Las ventas internacionales de la película corren a cargo de LevelK.
(Traducción del inglés)
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