Crítica: Llueve sobre Babel
por Mariana Hristova
- La ópera prima de la directora colomboespañola Gala del Sol es un drama queer repleto de color, neón, sudor y deseo, que difumina la frontera entre el sueño y la realidad

Ya con sus cortometrajes, Gala del Sol demostraba un talento cada vez mayor para lo imaginario. Su primera obra, Sekhem (2016), explora el proceso creativo de un escultor; The Sandman (2017) se adentra literalmente en los sueños, mientras que su cortometraje más exitoso, Transient Passengers (2018), es un viaje psicológico experimental a través de la memoria de un oficinista obsesionado con el tiempo. En Llueve [+lee también:
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ficha de la película], que tuvo su estreno mundial en Sundance y actualmente participa en la competición internacional del Festival Internacional de Cine de Transilvania, Del Sol abraza de forma más explícita el realismo mágico, establecido como una “marca” latinoamericana. Describe su estilo como “punk tropical retrofuturista”, aunque el punk es más brillante que áspero y el futurismo está aún en fase embrionaria. La cineasta ha creado una obra más performativa que cinematográfica, vagamente relacionada con el Infierno de Dante, construyendo la trama más sobre artificios que sobre una narrativa sólida. Habiendo participado en el mundo del teatro desde los cuatro años, Del Sol reunió a un grupo de jóvenes actores que inicialmente comenzaron a trabajar juntos solo por diversión, sin imaginar que algún día esto conduciría a una película. El resultado es, por tanto, llamativo pero difuso, y más desordenado de lo que se puede tolerar durante las casi dos horas de duración.
Ambientada en una versión psicodélica de Cali, la ciudad natal de la directora, la película sigue a una serie de marginados que se reúnen en Babel, un bar de mala muerte que sirve de limbo y purgatorio. Allí apuestan años de sus vidas en juegos arriesgados con La Flaca (Saray Rebelledo), la inquietante personificación local de la Muerte. Tras un comienzo cautivador, que presenta a la narradora y esposa del cantinero Boticario, Erato (Sofia Buenaventura), como la musa inspiradora de la historia que está a punto de desarrollarse, el propio Boticario (Santiago Pineda Prado) nos guía a través de un laberinto de pequeñas tramas, personajes y los trucos que utilizan contra La Flaca. El protagonista de esta caótica fábula parece ser Dante (Felipe Aguilar Rodríguez), quien debe resolver sus asuntos con ella antes de que expire su pacto. Lo rodea una constelación de personajes secundarios: el poeta Roma, que vende drogas para ganarse la vida, y su compañero de piso Monet, que se apresura a recuperar su cuerpo del Infierno antes de que se descomponga; un pastor escandalizado por el espíritu queer de la ciudad, y su hijo, que sueña con casarse con una mujer trans mientras prepara un espectáculo de drag para salir del armario; así como una madre que intenta recuperar algunos años de vida para su hija, con una salamandra como su coach de vida, por citar solo algunos. Se trata del viejo juego de negociar con la Muerte, abordado en clásicos como El séptimo sello, de Ingmar Bergman, y Empieza el espectáculo, de Bob Fosse, pero en este caso cualquier posible interpretación filosófica queda ahogada por la abrumadora avalancha de acontecimientos, mientras el “mensaje” permanece más o menos igual aunque la mayoría de ellos no hubiera ocurrido.
La mezcla de géneros (acción, comedia dramática y fantasía), junto con el exceso de referencias culturales (desde la mitología griega, pasando por la literatura renacentista, hasta una cita visual literal de Fallen Angels, de Wong Kar-Wai, hacia el final de la obra), a veces está conscientemente meditada, otras no tanto, pero en gran medida no cumple un propósito significativo. Ya sea por la ambición de hacer gala de erudición o por ofrecer un poco de todo para todos, sin olvidar el elemento exótico que siempre vende (como la salsa, las imágenes seductoras y la exuberancia general), la película está sobrecargada de detalles que no son difíciles de seguir, pero que rápidamente se vuelven tediosos. Cuanto más ruidoso y llamativo es un espectáculo, más rápido pierde su encanto si no hay sustancia bajo la superficie.
Llueve sobre Babel es una coproducción entre la española Fabrica Mundi LLC y la colombiana Gala del Sol Films.
(Traducción del inglés)
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