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KARLOVY VARY 2025 Competición

Crítica: Les enfants vont bien

por 

- Nathan Ambrosioni firma una película sutil y conmovedora, liderada por una excelente Camille Cottin, sobre las consecuencias de una desaparición voluntaria sobre las personas que se quedan

Crítica: Les enfants vont bien
Manoâ Varvat y Camille Cottin en Les enfants vont bien

"Aunque nos queremos, no siempre nos paramos a decirlo." Una vez más, el director francés Nathan Ambrosioni se adentra en el corazón de una historia familiar con Les enfants vont bien [+lee también:
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ficha de la película
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, que ha sido presentada en la competición oficial de la 59.ª edición del Festival de Karlovy Vary. Se trata de una película delicada y conmovedora que confirma la sorprendente madurez emocional de un cineasta muy joven que ya ha dirigido tres largometrajes a sus 25 años y no hace más que afinar con cada obra su enfoque narrativo y de puesta en escena. La receta que ha seguido hasta ahora no es otra que la apuesta por la sencillez, desde una perspectiva profundamente humana que se analiza con precisión y parte de la base de un acontecimiento que lo pone todo patas arriba.

"¿Por qué me ha dejado a mí con los niños? ¿Qué se supone que debo hacer? ¿Esperarla? ¿Buscarla? ¿Llamar a la policía?" Es 10 de julio y Suzanne (una impecable Camille Cottin), de 42 años, que vive sola —tras separarse de su pareja de toda la vida, interpretada por Monia Chokri— y totalmente absorbida por su trabajo como perito de seguros, se encuentra completamente desconcertada. Sin embargo, no tiene tiempo para venirse abajo, ya que Jeanne, su hermana pequeña (Juliette Armanet), que apareció por sorpresa la noche anterior, ha desaparecido sin dejar rastro a primera hora de la mañana, dejando únicamente una carta y a sus dos hijos dormidos: Gaspard (Manoâ Varvat), de 9 años, y su hermana pequeña, Margot (Nina Birman).

Suzanne se ve sumergida en un mar de dudas: ¿dónde está Jeanne (viuda desde hace unos años y en una situación precaria)? ¿Por qué se ha marchado así? ¿Cuándo volverá? ¿Cómo podré hacer para cuidar de sus hijos, si nunca he querido tener niños? Estas preguntas vitales la llevan a una investigación increíblemente personal en torno a su hermana y su pasado común, pero también en torno a sí misma, y todo ello al tiempo que descubre las implicaciones sociales de una desaparición voluntaria que, a su vez, involucra a la policía, las autoridades judiciales, etc.

Al optar por un acontecimiento impactante como punto de partida para estudiar las consecuencias del mismo, Nathan Ambrosioni, que también ha escrito el guion, explora con gran inteligencia los secretos y las incógnitas de este terreno tan particular, y lo hace manteniendo al mismo tiempo un hilo de suspense. Maternidad, sororidad, vínculos familiares, amor, esperanza, pena, remordimientos… La película aborda con delicadeza todos estos temas a base de navegar de forma honesta y armónica entre el punto de vista de Suzanne y el de los niños. Se trata de un enfoque delicado, realzado por el estilo sobrio y sofisticado de la puesta en escena del director —que capta a la perfección las expresiones maravillosamente intensas de los actores—, y aún más resaltado por la sublime música de Alexandre de la Baume. El resultado no es otro que una combinación perfecta entre la emoción espontánea y el control artístico, y representa un maravilloso avance en la carrera de este joven y talentoso cineasta, cuyas próximas obras esperaremos con impaciencia.

Les enfants vont bien ha sido producida por Chi-Fou-Mi Productions, en coproducción con France 2 Cinéma y StudioCanal, que también gestiona las ventas internacionales.

(Traducción del francés)

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