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KARLOVY VARY 2025 Proyecciones especiales

Crítica: The Czech Film Project

por 

- Marek Novák y Mikuláš Novotný se proponen examinar la situación del cine checo contemporáneo con su documental

Crítica: The Czech Film Project
Marek Najbrt en The Czech Film Project

¿Qué hace que una película checa sea inconfundiblemente “checa”? Esta es la pregunta que plantea el documental The Czech Film Project, de Marek Novák y Mikuláš Novotný, que acaba de estrenarse en la 59.ª edición del Festival de Karlovy Vary, dentro de la sección de proyecciones especiales. Esto no debería sorprender, ya que la película fue coproducida por KVIFF Events y se rodó íntegramente durante la edición anterior del mayor encuentro cinematográfico de la República Checa.

Las reglas del juego son sencillas. Hay una habitación en una de las plantas superiores del famoso Hotel Thermal, que también sirve como epicentro del festival. En esta habitación hay una mesa pequeña, un par de sillones, una planta, una lámpara y una gran ventana con vistas al centro de Karlovy Vary. El tiempo en el exterior y el invitado (o entrevistado) son las únicas cosas que cambian durante todo el documental. La cámara permanece fija, apuntando siempre en la misma dirección, filmando a cada sujeto y registrando sus respuestas a una encuesta sobre el cine checo. Cada uno de los 30 entrevistados, todos cineastas checos o establecidos en la República Checa, tiene aproximadamente el mismo tiempo: dos o tres minutos para compartir sus observaciones y comentarios.

Algunos se aseguran de que la cámara está realmente encendida, otros tratan de responder a la pregunta con un tono serio, mientras que otros mantienen un ambiente distendido y humorístico, o incluso intentan montar un espectáculo. Por ejemplo, Jan Vejnar aparece con un bebé llorando en brazos; Petr Jákl adopta una actitud de “último héroe de acción”, mientras que Beata Parkanová canta sus opiniones. Cristina Groşan es la única que proporciona una auténtica perspectiva externa, repitiendo las respuestas que suele dar a sus amigos rumanos cuando le preguntan cómo es vivir y trabajar en la República Checa.

El “consenso” es que las “auténticas” películas checas (o, mejor dicho, checoslovacas) se hicieron en los años 60, como las de Ivan Passer, Jaroslav Papoušek y Miloš Forman, con ¡Al fuego, bomberos! (1968), fruto de la colaboración entre los tres, considerada la cumbre del panteón del cine checo. En cuanto al cine contemporáneo, algunos atribuyen sus carencias al llamado “cine de pueblo” (es decir, películas ambientadas en un entorno rural); otros, al uso del humor para diluir el drama, y otros, a la persistencia del estereotipo “Švejk” al retratar la mentalidad checa. Algunos consideran que la posición del país entre Occidente y Oriente es tanto una bendición como una maldición. La mayoría coincide en que la falta de originalidad y los intentos de reproducir modelos ajenos (ya provengan de Hollywood o de la Nueva Ola Rumana) hacen que las películas checas actuales carezcan de autenticidad.

De hecho, incluso la idea de este documental en forma de encuesta no es del todo original: Wim Wenders hizo algo similar en el Festival de Cannes de 1982, cuando llevó a varios cineastas a su habitación de hotel y les preguntó sobre el futuro del cine, lo que dio lugar a la película Habitación 666 (1982). Novák y Novotný no ocultan que se inspiraron en el proyecto de Wenders, lo cual es justo, y tampoco explican cómo seleccionaron a sus entrevistados, lo cual también es legítimo.

Sin embargo, The Czech Film Project parece un tipo de documental más adecuado para un uso interno por parte de las instituciones cinematográficas checas y la industria nacional, ya que su tema podría no resultar de gran interés para un público más amplio. Al mismo tiempo, su concepto sencillo podría ser replicado, copiado y adaptado a otros contextos.

The Czech Film Project es una producción de las checas Xova Film y Background Films, coproducida por KVIFF Events, Magic Lab y Studio BEEP.

(Traducción del inglés)

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