Crítica: Thus Spoke the Wind
por Veronica Orciari
- La película de Maria Rigel es un trabajo visualmente convincente, aunque de guion escaso, que explora la resistencia al cambio en un pueblo armenio

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ficha de la película], de Maria Rigel, compite este año en la sección Proxima del Festival de Karlovy Vary. En un remoto pueblo armenio, Hayk (Albert Babajanyan), un joven introvertido, se esfuerza por encajar con sus compañeros, quienes lo acosan creyendo que esto lo endurecerá y le ayudará a ganarse un lugar entre ellos. Su tía Narine (Lusine Avanesyan) está criando a Hayk como si fuera su propio hijo, pero cuando su joven madre, Anahit (Annika Abrahamyan), regresa a casa tras una larga temporada en el extranjero, el frágil equilibrio que lo mantenía todo unido se ve alterado.
La película se centra principalmente en la dificultad que experimentan ciertas personas (o más bien, grupos de personas o ecosistemas enteros) para adaptarse a nuevos elementos, especialmente cuando estos están representados por individuos considerados excesivamente diferentes, o incluso peligrosos. Anahit, joven y relativamente despreocupada, altera el orden establecido en el pueblo. Su cabello de color rojo brillante (en el que la cámara se detiene con cierto placer inquisitivo, incluso durante el proceso de teñírselo) desencadena fácilmente la ira (mezclada con una buena dosis de envidia e incomprensión) de todos los que entran en contacto con ella.
El montaje de Aleksey Shevchenko se detiene en determinadas escenas, con planos que se prolongan para intensificar sentimientos inquietantes en la mayoría de los casos y, con menor frecuencia, una sensación de familiaridad o protección. En muchos planos, la dirección de fotografía de Ayrat Yamilov destaca como el elemento más convincente y logrado. La composición visual eleva la atmósfera, captando el estado de ánimo y la emoción con una delicadeza extraordinaria. Resaltar el tono intenso del pelo de Anahit, en contraste con la paleta predominantemente oscura (o verdosa) de los fondos, se revela como una elección acertada, creando una tensión visual vívida y deliberada dentro del encuadre. Este contraste cromático también funciona a nivel figurativo, especialmente cuando se combina con el cabello negro de Narine, que sirve sutilmente para representar la rigidez del statu quo.
Por el contrario, el guion emerge como el componente menos convincente de la película. Aunque los personajes están cuidadosamente retratados y las interpretaciones son generalmente efectivas, presentan una escritura poco desarrollada. Si se hubiera prestado mayor atención a los matices psicológicos y a la profundidad narrativa, sus motivaciones y vidas interiores podrían haberse representado de forma más completa. En su forma actual, el guion se apoya demasiado en el estado de ánimo y las sensaciones generadas por la atmósfera, en lugar de en una base sólida de desarrollo de personajes.
Este enfoque no es problemático en sí mismo, pero en este caso contribuye a una sensación persistente de incompletitud desde el punto de vista narrativo. Como resultado, la narración, aunque rica en resonancias visuales y emocionales, no logra ser completamente satisfactoria. Dicho esto, hay elementos que elevan significativamente la experiencia: en particular, la evocadora banda sonora del compositor estadounidense Steve Brand. Sus composiciones subrayan hábilmente la atmósfera de la película, añadiendo textura emocional y contribuyendo a unificar el tono establecido por el equipo técnico.
Thus Spoke the Wind es una producción de la armenia Ema Production, vendida internacionalmente por Antipode Sales International.
(Traducción del inglés)
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