Crítica: Conference of The Birds
por Fabien Lemercier
- Amin Motallebzadeh firma una ópera prima fascinante en el corazón de un club de fútbol profesional que retrata desde un ángulo que mezcla mística y realismo

“No os ven. No creen que existáis, así que jugad como si no existierais. Sed sombras, estad en todas partes antes de que se den cuenta de que estáis ahí.” Con estas palabras de un entrenador sustituto durante una sesión de análisis en vídeo como fuente de inspiración, Amin Motallebzadeh nos invita a una inmersión tan original como hipnótica en el mundo del fútbol profesional con su primer largometraje, Conference of The Birds, que se ha estrenado a nivel mundial en la competición internacional del 36.º FIDMarseille.
Se trata de una película híbrida especialmente ingeniosa, en la que el cineasta germanoiraní se sirve de un estilo visual muy cuidado para desdibujar completamente las referencias espacio-temporales —es imposible adivinar en qué país o ciudad europea se desarrolla la historia, a pesar de varias referencias a la Premier League inglesa—, así como la frontera entre la ficción y el documental. Motallebzadeh subvierte las representaciones habituales (el autobús del equipo, los pasillos del estadio, las ruedas de prensa, las conversaciones sobre fichajes, etc.) a base de inyectar espiritualidad y misterio en un universo del balón muy codificado, con el que el séptimo arte suele tener dificultades para lidiar en el terreno de la ficción.
El punto de partida narrativo que nos impulsa a este universo paralelo no es otro que la muerte del entrenador del equipo, que sume al club en la aflicción y la incertidumbre, desde el técnico que le sustituye (Enes Yurdaün) hasta el propietario (Hicham El Madkouri), pasando por el presidente (Wigger Bierma) y el vicepresidente (Dieter Bernkopf). En una atmósfera crepuscular de homenajes (tanto religiosos como profesionales) al difunto, la actividad sigue adelante: se negocian cláusulas extremadamente técnicas del contrato de un nuevo jugador (Souleymane Sylla) en la confidencialidad de un lujoso bar vacío, se responde como se puede —por medio de una traductora— a las preguntas de los periodistas sobre la aún desconocida identidad del próximo entrenador, un jugador lesionado evoca recuerdos del vestuario, los jugadores del equipo (simples figurantes en la película) se prepara para el siguiente partido, el entrenador candidato (Alexander Simon) y su esposa (Catherine Seifert) se mantienen a la espera, rodeados de cajas de mudanza… Todos parecen atrapados en un limbo de duelo sutilmente repetitivo (“es muy doloroso, pero forma parte de la naturaleza humana”).
El director dosifica las pistas con habilidad, situando al espectador en el papel de observador que debe descifrar una nebulosa. Alterna escenas íntimas con detalles muy realistas del fútbol profesional contemporáneo (el nombre del presidente del PSG aparece incluso en la pantalla de un móvil). Al privilegiar la delicadeza, la cercanía y el poder sugerente de la imagen (obra de Tom Otte) y la música (Nima Khaste), Amin Motallebzadeh revela el reverso solitario del mundo del fútbol, donde la fe y la espiritualidad ocupan un lugar inesperado, como escudos en la oscuridad (“estoy despierto, estoy en el mundo, ya no espero seguridades, ni protección, ni promesas”), en resonancia con el poema sufí persa al que alude directamente el título de esta fascinante película.
Conference of The Birds ha sido producida por la alemana Tamtam Film y el propio director, y las ventas internacionales de la película corren a cargo de Shellac.
(Traducción del francés)
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