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NIFFF 2025

Crítica: Gibier

por 

- El director francés Abel Ferry nos lleva al corazón de un matadero atacado por un grupo de activistas dispuestos a todo para defender la causa animal

Crítica: Gibier
Olivier Gourmet en Gibier

El director francés Abel Ferry ha estrenado su nuevo trabajo, Gibier [+lee también:
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, a nivel mundial en la sección Ultra Movies del Neuchâtel International Fantastic Film Festival (NIFFF). Ya conocido en el festival, donde en 2009 compitió por el Narciso H.R. Giger al mejor largometraje con Vertige [+lee también:
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, que dejó boquiabiertos a muchos espectadores, Abel Ferry vuelve a dar en el blanco conquistando a un público exigente y ávido de emociones fuertes. Aunque el título de la película, que en italiano significa "carne de caza", podría hacernos pensar en el menú de un restaurante que al que ningún vegano se le ocurriría ir, los valores que defiende no son en absoluto los que aprecian los cazadores que recorren nuestras montañas en busca de sus presas.

Los protagonistas de la historia son un grupo de activistas (entre los que se encuentra una anciana interpretada por Anne Richard) que viven en comunidad en plena naturaleza. Ante la decepción causada por la frenética, violenta e indiferente sociedad en la que hasta hace poco vivían y trabajaban, estos defensores de la causa animal han decidido retirarse del mundo para vivir en una utopía comunitaria. El desencadenante de su ira que pone en marcha la trama no es otro que el sentimiento de injusticia que experimentan al descubrir las atroces condiciones de vida de los cerdos que llegan al matadero local. Con el fin de denunciar lo que ocurre, deciden filmar el lugar con para subir las imágenes a internet o entregarlas a la prensa. Aunque a priori parece una acción poco arriesgada, se convierte en un acto mucho más complejo de lo que los protagonistas esperaban. Por si fuera poco, el propietario del matadero (bien interpretado por Olivier Gourmet), que aspira a dedicarse a la política, está dispuesto a todo para defender su preciada fábrica de filetes.

Entre persecuciones frenéticas, armas de todo tipo y litros de sangre, Gibier escenifica de forma creíble —y, en ocasiones, deliberadamente cómica— la lucha entre el bien y el mal, entre la ideología y el beneficio económico, entre la ternura y la violencia. No obstante, aunque los cuatro protagonistas de la cinta (interpretados por Kim Higelin, Marie Kremer, Mouloud Ayad y Jean-Baptiste Lafarge) actúan movidos por reivindicaciones más que loables, la violencia que ejercen nos lleva en ocasiones a cuestionarnos los límites de su acción punitiva. ¿Hasta qué punto es legítimo llegar para defender nuestros ideales? Aunque al principio del largometraje, que arranca con una serie de imágenes insoportables del maltrato infligido a un grupo de cerdos — ¡y a sus crías!— en un matadero, todo parece justificado, la frontera entre el bien y el mal se va volviendo cada vez más difusa a medida que avanza la historia.

Esta cautivadora película, que se caracteriza por un exquisito derrame de sangre y la total ausencia de banalidad e imágenes gratuitamente impactantes, da vida a unos personajes que no desentonarían en una clásica película de género estadounidense. La precisión con la que se describe a cada uno de ellos hace que el relato no sea predecible ni excesivamente caricaturesco en ningún momento. Gibier confirma el talento de Abel Ferry a la hora de representar el horror y la violencia sin caer en el puro espectáculo. La ironía y la ambigüedad que impregnan la película permiten al espectador disfrutar del placer culpable que inevitablemente siente el aficionado al cine de género ante este tipo de películas.

Gibier ha sido producida por Phase 4 Productions, Place du Marché Productions (Francia) y Umedia (Bélgica). Las ventas internacionales corren a cargo de WTFilms.

(Traducción del italiano)

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