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LOCARNO 2025 Piazza Grande

Crítica: Le Pays d'Arto

por 

- El primer y enigmático largo de ficción de la francoarmenia Tamara Stepanyan desvela poco a poco los misterios tras la muerte de un hombre cuyo pasado oculto afecta al doloroso presente

Crítica: Le Pays d'Arto
Camille Cottin y Zar Amir Ebrahimi en Le Pays d'Arto

El descubrimiento de los secretos de un ser querido después de su muerte podría servir como argumento para un thriller psicológico, y eso es precisamente lo que transmite el primer tercio de Le Pays d'Arto [+lee también:
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ficha de la película
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. Sin embargo, a medida que avanza la historia, nos damos cuenta de que nada es tan sencillo como parece y, teniendo en cuenta que toda la acción transcurre en Armenia, el conflicto difícilmente puede limitarse únicamente a las relaciones interpersonales. El trauma de la guerra juega inevitablemente un papel fundamental, pero, a pesar de las trágicas circunstancias que llevan al protagonista, Arto, hacia la oscuridad y el suicidio, las atrocidades permanecen invisibles para el público, dejando su descubrimiento en manos de una persona “externa”. Por un lado, este enfoque ligeramente distante del conflicto de Nagorno-Karabaj (que terminó formalmente a finales de 2023, con Armenia perdiendo la antigua región de Artsaj) ayuda a procesar el trauma colectivo a nivel simbólico y, por otro, aumenta la conciencia sobre este feroz conflicto del que no se habla mucho en el resto del mundo. Es precisamente el encomiable trabajo de Tamara Stepanyan a la hora de componer una fábula universal sobre secretos y mentiras, pero profundamente arraigada en un contexto local auténtico, lo que propició que Le Pays d'Arto fuera seleccionada como película inaugural del Festival de Locarno, donde consiguió un lleno total en el cine al aire libre más grande del mundo: la famosa Piazza Grande.

La protagonista que irrumpe desde las sombras, seguida de cerca por la cámara, es la esposa francesa de Arto, Céline (Camille Cottin), que llega a Armenia para buscar unos documentos con el fin de tramitar la ciudadanía armenia para sus dos hijos tras la muerte de Arto. Desgraciadamente, como su marido no aparece en ningún registro bajo el nombre por el que ella lo conoce, y dado que muchos otros detalles que creía conocer no parecen encajar, acaba abandonando las vías oficiales y se sumerge en la realidad local con el fin de reconstruir el rompecabezas del pasado de Arto como soldado, cuando ella solo lo conoció como ingeniero pacifista. El impacto inicial al descubrir que realmente no conocía al hombre al que amaba y con el que creía ser feliz se ve gradualmente reemplazado por la comprensión de que aceptar al otro significa permitirle tener un pasado secreto, especialmente si es demasiado doloroso para revelarlo. “Probablemente fuiste muy feliz”, la tranquiliza Arsine (Zar Amir Ebrahimi), su fortuita guía local, quien no solo guía a Céline a través de una tierra herida, sino que también propicia una iniciación que se produce a través de un cambio de perspectiva: a veces, el pasado es tan insoportable que la única manera de seguir viviendo es enterrarlo, hasta que inevitablemente resurge.

Tras su documental autobiográfico Mes fantômes arméniens, Tamara Stepanyan continúa “escaneando” el espíritu armenio y esbozando un retrato exhaustivo desde la distancia, esta vez a través de la mirada foránea de Céline, que se siente fatalmente atraída hacia esta tierra. “Ya no vivo en Armenia, pero me persigue como un miembro amputado, viviendo dentro de mí como un fantasma”, admite la cineasta en sus notas de dirección. Sin embargo, a pesar de crear una película accesible para un público extranjero, Stepanyan no exotiza su patria; en su lugar, descubre Armenia junto con los espectadores, ante nuestros propios ojos, eligiendo como escenario una ciudad menos conocida como Guiumri y contratando a actores de teatro locales para interpretar a los compañeros de armas de Arto, animándolos a actuar como soldados reales. Al final de la película, donde la cineasta recompone recuerdos fragmentados y resucita escenas aterradoras, Denis Lavant (que interpreta a un testigo de guerra anónimo y medio enloquecido) encarna la profunda resonancia del trauma bélico.

Le Pays d'Arto es una producción de las francesas La Huit y Pan Cinéma, coproducida por la armenia Visan. Sus ventas internacionales corren a cargo de la belga Be For Films.

(Traducción del inglés)

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