Crítica: God Will Not Help
por Vladan Petkovic
- El segundo largometraje de Hana Jušić es una rica e impactante obra que narra una historia familiar de época con sorprendentes elementos y originales decisiones técnicas

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ficha de la película], el segundo largometraje de Hana Jušić, que acaba de estrenarse a nivel mundial en la competición del Festival de Locarno, la directora croata da un salto temporal —pero no espacial— respecto a su notable debut, Deja de mirar mi plato [+lee también:
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ficha de la película]. Se trata de otra historia familiar, pero esta vez con tintes de terror, y sobre personas tan duras como las montañas de las que proceden y la posición de las mujeres en este patrón patriarcal.
La película, que está ambientada a principios del siglo XX en la Zagora dálmata (oeste de Croacia), nos sorprende con una protagonista atípica. Teresa (la actriz chilena Manuela Martelli) llega a la falda de la montaña, donde vive una extensa familia de pastores en sencillas casas de piedra. Como los hombres están en lo alto con el rebaño, se encuentra con Milena (Ana Marija Veselčić), la única hermana en una familia con tres hermanos. La sencilla mujer rural percibe como una aparición la repentina presencia de Teresa, que llega con un traje eduardiano negro de época y hablando español.
Jušić descarta la convención cinematográfica según la cual los personajes que hablan idiomas diferentes se entienden sin problema, lo que infunde tensión a la película y subraya uno de sus temas principales: la dificultad de comunicación. No es solo que nadie entiende a Teresa; los demás personajes apenas se entienden entre sí, aunque todos hablan croata. Esto se debe al cierre emocional de estas familias, derivado de la brutalidad de las condiciones de vida y de las costumbres religiosas estrictas y poco comprendidas.
A base de ilustraciones de un libro de oraciones, Teresa consigue explicarle a Milena que es la viuda de su hermano mayor, Marko, que se marchó lejos, supuestamente a Chile, donde en aquella época había una fiebre del oro. Ha traído sus restos para enterrarlos y para hacerse cargo de su parte de las ovejas y las tierras. Las dos mujeres entablan una relación tensa, pero cada vez más estrecha, antes de que regresen los hombres.
El hermano menor (Marko Ercegović Gracin) saluda a su hermana gritándole y dándole un golpe por haber soltado a su perro. Luego, junto con sus primos (entre los que se encuentran otra mujer y varios niños pequeños), llega Ilija (Filip Djurić, también visto este año en How Come It's All Green Out Here? [+lee también:
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ficha de la película]), que resulta ser un hombre inesperadamente abierto y espiritual, un enigma para los demás. Él y Teresa actúan como reflejos, ya que el primero es una especie de santo sabio y la segunda pronto es percibida como una bruja, especialmente después de una escena fantasmagórica nocturna, cuando un lobo aparece cerca de ella.
Un par de secuencias inquietantes de este tipo y las ilustraciones del libro de oraciones, cada vez más perturbadoras, aportan un contraste llamativo y eficaz a la cinta, gracias a la dirección de fotografía de Jana Plećaš, cuyos planos transmiten la inmensidad del paisaje: un cielo azul infinito y colinas rocosas, donde las figuras humanas no son más que puntos. Mientras tanto, Teresa, con su vestido negro de época, caminando con dificultad sobre las rocas y la hierba, revela influencias victorianas. En ocasiones, Jušić nos sumerge en una especie de trance —la duración de 138 minutos se convierte en el caldo de cultivo perfecto para ello — al apartar la cámara de los personajes que pronuncian monólogos incomprensibles para su interlocutor, ilustrándolos con figuras y objetos impactantes y, a menudo, realmente inquietantes. La banda sonora de Stavros Evangelou, Iris Asimakopoulou y Vasilis Chontos remite a la electrónica envolvente y palpitante de Tangerine Dream, una aportación tan inesperada como efectiva al tono de la película.
God Will Not Help es una obra rica y notable que, aunque no sea de visionado fácil, exige atención y respeto. Se trata de una coproducción entre la croata Kinorama, la italiana Nightswim, la rumana Microfilm, la griega Horsefly Films, la francesa Maneki Films y la eslovena Perfo. Las ventas internacionales de la película corren a cargo de New Europe Film Sales.
(Traducción del inglés)
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