LOCARNO 2025 Fuera de competición
Crítica: Bobò
por Giorgia Del Don
- Con gran sencillez y poesía, Pippo Delbono ofrece el retrato de la persona que, en sus propias palabras, salvó su vida y dio un nuevo sentido a su trabajo

Presentada fuera de competición en el Festival de Locarno, Bobò [+lee también:
tráiler
ficha de la película] es un verdadero homenaje a la persona que fue la luz de la vida del inmenso actor y director italiano Pippo Delbono durante varias décadas. La película narra la extraordinaria historia de cómo Pippo y Bobò se conocieron en el manicomio de Aversa, donde el segundo pasó 46 años antes de que el director se lo llevara y lo convirtiera en protagonista sobre el escenario. Artista de corazón, Bobò era también un hombre analfabeto y sordomudo con una discapacidad del desarrollo, tres condiciones que lo condenaron a una vida de reclusión. Como muchas personas consideradas “locas” (personas neurodivergentes, con otras capacidades pero mal adaptadas socialmente), Bobò tuvo que esperar a la famosa Ley Basaglia y, sobre todo, a la visita de Pippo, para que las puertas del manicomio se abrieran para él.
Aunque las ideas del psiquiatra italiano Franco Basaglia provocaron sin duda una revolución y contribuyeron a cambiar radicalmente la actitud de la profesión médica hacia sus pacientes, también es innegable que muchos de ellos no supieron gestionar la libertad súbita e ilimitada que esta les ofrecía. Entre ellos estaba Bobò, que seguía deambulando por los pasillos del manicomio, sin saber cómo vivir la nueva vida que se abría ante él, ajeno a los códigos de una sociedad que siempre lo había rechazado. Entonces intervino Pippo. Sin un plan concreto, decidió llevarse a Bobò en un momento increíblemente oscuro y difícil de su vida. En este sentido, fue el arte lo que los unió para siempre y les permitió salvarse mutuamente. Bobò cuenta la historia de este encuentro, de este flechazo artístico y explosivo, de esta historia de amor poco convencional.
A partir de material de archivo que recorre veinte años de vida en común (imágenes inéditas, fragmentos de obras y momentos cotidianos que subrayan el vínculo indestructible entre los dos artistas), la película permite que la inimitable voz de Bobò se vuelva inmortal. Él, que nació en la sombra, segregado y olvidado durante más de cuarenta años, impone con éxito su presencia atípica (gracias a la sensibilidad del director) y deslumbra bajo los focos, mostrando a todos lo que es un verdadero artista. Yendo mucho más allá de las palabras, su manera de comunicarse le permite a Pippo Delbono reflexionar sobre su propia forma de expresarse como creador. Con Bobò a su lado, todo parece materializarse ante sus ojos por primera vez, ayudándole a encontrar un resquicio de luz cuando todo parece hundirse en la oscuridad.
Al relatar la vida de su fiel amigo, el director nos regala también un retrato profundamente conmovedor y sincero de sí mismo, de sus tormentos y sus miedos. La sinceridad del baile de Delbono, que descubrimos a través de imágenes recientes, parece ayudar a Bobò a seguir viviendo: un hombre que, pese a no estar ya entre nosotros, pervive en el corazón de Delbono, en sus movimientos, en su mirada. La música, protagonista indiscutible de la película (junto a la inconfundible voz en off del director), contribuye a crear un relato cercano a la fábula, un mundo que no tiene tiempo para leyes ni normas impuestas por otros. En definitiva, Bobò es una película a caballo entre el sueño y la realidad que habla directamente al corazón del espectador, incluso de aquel que aún no esté familiarizado con la obra de Delbono.
Bobò es una producción de Fabrique Entertainment, coproducida por Luce Cinecittà, Inlusion Creative Hub, Vargo y RAI Cinema.
(Traducción del italiano)
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