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LOCARNO 2025 Competición

Crítica: Mektoub, My Love: Canto Due

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- En la tercera entrega de su saga, Abdellatif Kechiche sigue explorando la juventud y el deseo dando más espacio en la voluntad femenina y menos a la objetificación

Crítica: Mektoub, My Love: Canto Due
Shaïn Boumedine y Jessica Pennington en Mektoub, My Love: Canto Due

Canto Due, la nueva entrega de la saga Mektoub, My Love, de Abdellatif Kechiche, acaba de estrenarse en la competición del Festival de Locarno. El cineasta francotunecino inició la serie en 2017 con Mektoub, My Love: Canto Uno [+lee también:
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, que fue presentada en la Mostra de Venecia, y la continuó con Mektoub, My Love: Intermezzo [+lee también:
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, que se proyectó en Cannes en 2019, pero sigue sin estrenarse en los cines y ha suscitado polémica. Canto Due, que continúa en el sofocante verano de 1994 en Sète, vuelve a girar en torno al joven protagonista Amin (Shaïn Boumedine) y a su círculo de familia y amigos.

Mektoub, My Love: Canto Due arranca con una extensa escena en la que una pareja estadounidense llega al restaurante que regenta la madre de Tony (Salim Kechiouche), el primo de Amin. Llegan después de la hora de cierre, pero Jessica (Jessica Pennington) insiste en que es una clienta habitual y exige su plato de cuscús. Su petición, que en un principio parece una muestra de prepotencia, se revela como la de una actriz de televisión que está de visita desde Los Ángeles con su marido, el productor Jack Patterson (Andre Jacobs), mucho mayor que ella. A pesar de que Jack muestra una actitud más cordial hacia la dueña del restaurante, el encargado se ve igualmente obligado a llamar personalmente a parte del personal que está en una discoteca cercana para preparar la comida para la actriz. A lo largo de la escena, buena parte de la familia de Tony se va reuniendo en torno a la mesa de Jessica y Jack. El momento, que roza la caricatura en su retrato de los privilegios “hollywoodienses”, culmina con la familia negociando para que Jack lea el último guion de Amin, Essential Principles of Universal Existence.

Amin, que ha abandonado la facultad de Medicina en París para dedicarse a la fotografía y la escritura de guiones, se sitúa en el centro de las dos tramas que Canto Due entrelaza. Una gira en torno a la pareja estadounidense, cuya estancia en una lujosa villa se convierte en escenario tanto del lanzamiento de la posible carrera de Amin en Hollywood como de su repentino naufragio, mientras que la otra pone el foco en Ophélie (Ophélie Bau), que cuida corderos en una pequeña granja familiar. Amin la ayuda a preparar su viaje a París para someterse a un aborto tras quedarse embarazada de su primo Tony, a pesar de estar en plena preparación de su boda con Clément, un soldado destinado en el extranjero.

Amin se mueve entre ambas líneas narrativas, oscilando entre la vida obrera de su familia y un encuentro cercano con el mundo de los ricos. Cada una de estas tramas está anclada en un personaje femenino: la rural se centra en Ophélie, cuya intensa pero platónica conexión con Amin persiste a pesar de su relación con Tony y Clément; la otra está dominada por Jessica, que decide romper con lo que se espera de ella. Canto Due deja espacio para la autonomía femenina, con ambas mujeres desafiando las expectativas dentro de un entorno dominado por hombres, aunque en sus propios términos, lo que en el caso de Jessica puede parecer algo caprichoso.

Canto Due mantiene el estilo de Canto Uno, con la mayoría de las escenas compuestas por largas secuencias de diálogo, hasta que en el acto final adopta un ritmo más orientado a la acción y la atmósfera veraniega da paso a un registro más dramático. Aunque muchas conversaciones se desarrollan como si fueran en tiempo real, Canto Due es relativamente concisa a lo largo de sus 134 minutos. Sin embargo, se siente como otro Intermezzo, ya que la trama de la saga no avanza demasiado.

Canto Due contiene una proporción considerablemente menor de la mirada masculina y la cosificación que se veían en sus predecesoras. La película incluye una única escena de sexo, rodada con mayor moderación que en la controvertida Intermezzo. En este sentido, es relativamente comedida en su imaginería provocadora, y orienta más la saga hacia el terreno cómico, tal y como demuestra el llamativo comportamiento de Jessica.

Al igual que en las entregas anteriores, Canto Due se preocupa menos por la progresión narrativa que por la observación de las dinámicas entre personajes a lo largo del tiempo. Kechiche mantiene su atención en las interacciones sociales prolongadas, difuminando a menudo la línea entre el detalle incidental y el propósito dramático. El lugar de la película en el ciclo más amplio parece transicional, lo que sugiere que ni siquiera Canto Tre ni Canto Quattro bastarán para cerrar el verano en Sète.

(Traducción del inglés)

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