SARAJEVO 2025 Competición documentales
Crítica: I Saw a 'Suno'
por Vladan Petkovic
- El documental de Katalin Bársony, filmado a lo largo de 15 años, es una película profunda y emotiva que aborda los temas del desplazamiento, la identidad y la injusticia

Después de su participación en 2019 con How Far the Stars [+lee también:
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entrevista: Katalin Bársony
ficha de la película], la directora y activista gitana Katalin Bársony regresa a la competición de documentales del Festival de Sarajevo con su nueva película, I Saw a ‘Suno’ [+lee también:
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ficha de la película]: una pieza intensa, emocional y de actualidad que explora cuestiones de desplazamiento, identidad e injusticia. Se ha tardado 15 años en rodarla, y cuenta la desgarradora historia de una familia gitana atrapada en un laberinto de regulaciones europeas y el caos anárquico de la guerra y posguerra en Kosovo.
Nuestro protagonista es Nasmi, el hijo pequeño de la familia Hasani, a quien conocemos por primera vez en Hannover en 2023. Esto quiere decir que sabemos cómo termina la historia, pero el viaje no es menos interesante ni doloroso por ello. En 2009, Nasmi, su hermano Sedat, un poco más mayor que él, y su madre son repatriados a Kosovo, de donde huyeron en 1999 tras el final de la guerra. La cuestión es que Nasmi nació en Alemania y, al igual que Sedat, no habla casi nada de romaní, y mucho menos albanés o serbio. Tanto al padre como al hermano mayor, Vedat, se les permite quedarse bajo estricta supervisión, siempre teniendo que demostrar que pueden mantenerse por sí mismos. Por ello, Vedat debe compaginar cuatro trabajos con sus estudios, mientras juega al fútbol en un equipo local.
La primera sección de la película nos explica el contexto histórico y político. Cuando la guerra estalla en Kosovo, su “mahala” (barrio) en Mitrovica, tradicionalmente una fortaleza serbia, se quema por completo. Durante las guerras de los Balcanes en la década de los 90, el pueblo gitano era considerado la minoría de las minorías, y en Kosovo, no eran aceptados ni por los serbios ni por los albaneses. Así, la familia lo pierde todo cuando terminan en un campamento para desplazados internos en Leposavić, donde se encuentran con su abuela, a quien nunca habían conocido. Las condiciones del campamento son pésimas, por lo que el trío intenta desesperadamente volver a Alemania. Un experto en derecho explica que Europa utiliza este tipo de estrategias para expulsar a familias enteras de inmigrantes no deseados, mientras apenas cumplen con sus tan proclamadas pero hipócritas políticas de derechos humanos.
La mayoría de la película se enmarca entre 2009 y 2013. El público es testigo de los desmotivadores intentos de la familia para solicitar un visado, sin éxito alguno; de cómo utilizan falsos visados y recurren a traficantes de personas para conseguir escapar. Con el dinero suficiente solo para dos personas, Sedat y su madre logran llegar a Alemania, pero dejan atrás a Nasmi. Pronto, Bársony pierde el contacto con él y se embarca en una búsqueda.
Las emociones fuertes dominan la película, se derraman muchas lágrimas y muchos sueños se ven frustrados. De hecho, ‘Suno’ significa “sueño” en romaní y al incluir este término en el título se enfatiza la autenticidad, evitando que suene demasiado cursi en inglés. A medida que la película viaja entre Mitrovica, Leposavić, Priština y Hannover, entre verano e invierno, nosotros disfrutamos de diversas experiencias visuales que siguen la montaña rusa emocional que están viviendo Nasmi y su familia. La difícil situación de los Hasani que han sido repatriados es obvia, mas la experiencia silenciosa de los que quedan atrás llenos de impotencia es igual de desgarradora.
La riqueza visual se intensifica con la magnífica música del húngaro József Balázs y del turco Burak Malçok. Este último toca el ney (un tipo de flauta propia de Oriente Medio) entonando notas en escala menor, tristes, que aportan algo de carácter étnico asociado con la música romaní, pero es más sutil que otras opciones que podrían ser más obvias, como una orquesta de viento metal. La música, que evoluciona de notas melancólicas a unas más optimistas, casi cubre toda la película, algo que puede ser demasiado para algunos espectadores.
I Saw a ‘Suno’ es una coproducción de Romedia y Baxt Films (Hungría), y Visible Film (Bélgica).
(Traducción del inglés por Selena Navarro Haro)
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