Crítica: Yugo Florida
por Vladan Petkovic
- El serbio Vladimir Tagić firma una de las películas más tristes del año, con una historia sobre una relación paternofilial que puede llevar a los espectadores a derramar alguna lágrima

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ficha de la película], la primera película del director Vladimir Tagić, más conocido por la aclamada serie de televisión Operación Sabre, es probablemente una de las películas más tristes de este año, aunque tiene un toque de humor absurdo y un fino hilo de esperanza que se revela casi al final. Se ha proyectado en competición en el Festival de Sarajevo.
Zoran, de treinta y cinco años, (Andrija Kuzmanović, también conocido por sus papeles en televisión) es una especie de concursante de un reality parecido a Gran Hermano que trabaja en los turnos de noche. Tiene insomnio crónico y empieza a venirse abajo cuando descubre que su padre, Vesa (el polémico guionista, actor y músico Nikola Pejaković) tiene leucemia. Pero realmente no se da cuenta de que lo está perdiendo; sin aceptar la inminente muerte de su padre, Zoran junto con su madre, que está separada de Vesa desde hace mucho tiempo, se centra en meterlo en un hospital privado, con el sistema de sanidad público en ruinas. También se sigue aferrando a su fallida vida sentimental, intentando reconectar con su exnovia Tamara (Hana Selimović), teniendo sexo por Viber con una mujer que nunca conocemos y enamorándose de una de las participantes del reality (Jana Milosavljević).
La Serbia de Tagić es una de esas pequeñas ciudades embarradas (Vesa vive en Mladenovac, cerca de la aburrida y gris Belgrado de Zoran), con una burocracia absurdamente impenetrable que se extiende desde los hospitales hasta una cafetería en la gasolinera, y habitaciones abarrotadas y desordenadas de hombres solteros, en las que casi podemos oler los platos sucios y las alfombras polvorientas, cortesía del diseño de producción de Dragana Baćović. El inútil reality y la clínica privada extremadamente cara, así como su distante personal que Jovana Stojiljković representa como enfermera jefa, completan el convincente retrato del mundo en el que Zoran vive y se pierde. Y no olvidemos el coche titular de Vesa, de fabricación serbia, famoso por su falta de fiabilidad pero obstinadamente resistente (el último se fabricó hace casi 20 años), una metáfora acertada, aunque quizás demasiado obvia, de su propietario.
La película, codirigida por el director y Milan Ramšak Marković, tiene una estructura tradicional en tres actos, y en la primera hora, somos testigos de un fracaso tras otro de casi todos los personajes. Las inseguridades y arrepentimientos de Zoran no lo dejarán recuperarse de su ligera depresión, y sin dase cuenta, sigue arrastrando a los demás con él. De forma similar, Vesa no dejará de lado su testaruda obstinación y sus resentimientos de anciano hasta el último tramo, cuando el montaje de Aleksandar Karaulić cambia de un radio 4:3 a 16:9, señalando así la liberación y la aceptación. Pero, ¿es demasiado poco o demasiado tarde para Vesa? La respuesta depende del espectador.
La vulnerabilidad de Pejaković abraza la amargura de Vesa, y es el compañero ideal para el desesperado Zoran de Kuzmanović. El actor principal parece que está a punto de llorar casi la mayoría del tiempo, que en parte se debe a la falta de sueño, pero por ello no es menos desconcertante. La música melancólica del solo de piano de parte de Valeria Krachunova se ve ocasionalmente realzada por cuerdas y campanas, y un puñado de canciones populares y folclóricas serbias y de la antigua Yugoslavia añaden, al menos para el público local, algunos cambios reconocibles en los significados más sutiles.
Yugo Florida, una historia de vidas que se perciben como fracasadas para aquellos que las viven, de secretos familiares y rencor, de arrepentimientos y vergüenzas cuyos personajes están demasiado dañados emocionalmente como para afrontar o dejar atrás, ofrece una difícil pero honesta emoción con la que el público masculino se identificará de forma dolorosa.
Yugo Florida es una coproducción entre Sense Production (Serbia), Contrast Films (Bulgaria), La Belle Affair (Francia), Eclectica (Croacia) y Adriatic Western (Montenegro).
(Traducción del inglés por Paula Gomis Montiel)
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