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VENECIA 2025 Giornate degli Autori

Crítica: Memory

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- VENECIA 2025: Al explorar los recuerdos de su infancia en el corazón de la guerra, Vladlena Sandu firma un primer largometraje de una creatividad cinematográfica excepcional

Crítica: Memory

Tarkovski, Paradjanov, Pasolini… La aparición de estos ilustres nombres en los agradecimientos especiales de los créditos iniciales de Memory [+lee también:
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entrevista: Vladlena Sandu
ficha de la película
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, la nueva película de Vladlena Sandu, que ha sido presentada en la inauguración de las Giornate degli Autori de la 82.ª Mostra de Venecia, nos lleva inevitablemente a pensar en lo atrevida —algunos dirán que presuntuosa— que es la cineasta. Pero lo que sigue demuestra claramente que, aunque todavía no está a la altura de estas figuras tutelares, la directora no tiene absolutamente nada de lo que avergonzarse en términos de creatividad artística. Y es que este primer largometraje, que constituye un documental híbrido, resulta extraordinariamente inventivo, con una gran cantidad de ideas visuales y narrativas notables que ilustran una historia autobiográfica sensible, inteligente y conmovedora.

“Yo estaba allí en aquel momento. Esta película es un acto de reconocimiento de mi pasado y un intento de comprender el ciclo de violencia que se transmite de generación en generación. Está dedicada a los niños víctimas de dictaduras y guerras”. La pequeña Vladlena, que nace en Feodosia, Crimea, de padre ucraniano y madre chechena durante la era soviética, es enviada a vivir con sus abuelos maternos a Grozny a la edad de seis años. Confusa (“¿por qué estoy aquí sin mi madre y mi padre?”), descubre la uniformidad de la escuela (impregnada del culto a Lenin, la obligación de escribir con la mano derecha, el adoctrinamiento en los “pequeños octubristas”), un abuelo beligerante y punitivo (criado en la línea del Partido) al que rápidamente empieza a odiar, escapadas al cine, el hipnotizador Alan Chumak en televisión, la escuela de música, etc. Pero tres años más tarde, la URSS se derrumba, Chechenia declara su independencia, todos los valores se trastocan, la situación económica se deteriora día a día y, en 1994, estalla la guerra con Rusia. Ahora le toca sobrevivir en una ciudad devastada y peligrosa. Y, por su fuera poco, salen a la luz una serie de secretos familiares...

“Me convertiré en un recuerdo para vosotros, en lo más profundo de vuestra memoria”. Con la voz en off de la cineasta desgranando episodios significativos de su infancia tan singular, en un flujo de destellos memoriales coloreados que combinan onirismo, representaciones simbólicas, archivos fotográficos, información geopolítica y percepciones íntimas, la película pinta un apasionante retrato en mosaico de un individuo, un territorio (Chechenia) y la URSS (a través de referencias históricas ligadas a la familia), culminando todo ello en los horrores de la guerra (“así es como sobrevivimos”). Pero es sobre todo la dimensión formal la que fascina, ya que Vladlena Sandu, que también firma el guion y el montaje, encuentra en cada secuencia la manera de trascender el minimalismo en un espléndido torbellino de inventiva visual, con ideas tan simples como originales. Todo ello conforma un don sensorial y poético de recreación de la realidad que bebe de las mejores fuentes del cine y convierte Memory en una obra admirable de altísimo valor artístico.

Memory ha sido producida por la francesa Limitless y coproducida por la neerlandesa Revolver Amsterdam. Las ventas internacionales de la película corren a cargo de Loco Films.

(Traducción del francés)

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