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VENECIA 2025 Semana Internacional de la Crítica

Crítica: Les Immortelles

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- VENECIA 2025: Caroline Deruas Peano da cuerpo a la intensidad de las emociones de la adolescencia en una película con un encanto indiscutible que toma muchos riesgos formales

Crítica: Les Immortelles
Léna Garrel y Louiza Aura en Les Immortelles

“Juntas estábamos en otra parte, no en la realidad”. Cuando tienes 17 años, como las dos protagonistas del segundo largometraje de Caroline Deruas Peano, Les Immortelles [+lee también:
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, presentado en la inauguración de la Semana Internacional de la Crítica de la 82.ª Mostra de Venecia, todo es posible gracias a la energía ilimitada de la juventud. Y los sentimientos no se quedan atrás, especialmente el de la amistad incondicional. Y es que no hay territorios ni fronteras para quienes se aman y se han prometido eternidad.

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Sin embargo, la vida también puede ser violenta y cruel, con tragedias que suceden abruptamente entre alegres pompas de jabón. ¿Qué se puede hacer entonces? Este es el extremadamente simple tema universal en torno al que gira esta nueva película de la cineasta (que debutó en 2016 en Locarno con L’indomptée [+lee también:
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), que ha optado por abordarlo de una manera atrevida, combinando un realismo poco convencional, imágenes oníricas y música.

Son los años 90, y las inseparables Charlotte (Léna Garrel) y Liza (Louiza Aura), que se encuentran en su último año de instituto y viven en una localidad costera del sur de Francia, sueñan con mudarse a París y conquistar la capital con las canciones que componen (la primera al teclado y la segunda como vocalista). Como es lógico, las jóvenes lidian con los problemas habituales de las adolescentes, tanto con sus padres (el padre de Charlotte causa conflictos, los padres de Liza dan prioridad a sus estudios) como con el amor (Liza está secretamente enamorada de su profesor de gimnasia, Charlotte prefiere a las chicas). Pero entonces, de forma totalmente inesperada, se produce una tragedia: Liza muere repentinamente a causa de un coágulo de sangre en el cerebro. En pleno vaivén del alma, ¿será capaz Charlotte de sobreponerse a esta pérdida? ¿Volverá a encontrar a su amiga en el mundo invisible de los sueños? ¿Es posible amarse más allá de la muerte?

Al adoptar un estilo deliberadamente pop y desenfadado, la cineasta captura a la perfección la ingenua ilusión y el entusiasmo propios de la adolescencia (con tomas a cámara lenta y pantalla dividida), y lo hace rozando la idea de una fotonovela sobrecargada. El encanto de esta atmósfera va surtiendo efecto poco a poco —y mejora cada vez más—, de modo que se intensifica a medida que se abre a escapadas oníricas en un universo paralelo digno de Alicia en el país de las maravillas. Se trata de un conjunto sorprendente —incluso desconcertante al principio— que, sin embargo, no pierde de vista en ningún momento la existencia realista y destila discretamente pequeñas lecciones filosóficas (en particular de Merleau-Ponty y Spinoza) sobre cómo trascender la perspectiva de la conciencia y elegir la alegría para “lograr ser feliz sin dejar de ser consciente del horror de este mundo”. Todo ello conforma una serie de consejos que encajan como un guante a una película muy entrañable en su deseo de libertad.

Les Immortelles ha sido producida por las francesas Les Films de la CapitaineLa Féline Films, y coproducida por la francesa Films de Force Majeure y la canadiense Possibles Media. Las ventas internacionales de la película corren a cargo de Celluloid Dreams.

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(Traducción del francés)

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