VENECIA 2025 Fuera de competición
Crítica: Director’s Diary
por David Katz
- VENECIA 2025: Aleksandr Sokurov vuelve con un trabajo provocador sobre finales del s.XX en Rusia y más allá, a caballo entre un telediario ininterrumpido y una instalación artística

Viajar desde 1957 hasta 1991 lleva 34 años en tiempo real, pero en Director’s Diary, Aleksandr Sokurov se propone la impresionante hazaña de llevarnos allí en solo cinco horas. Estamos ante una obra a la vez sencilla y de dimensiones épicas, que no es exactamente una “película-diario”, en el sentido ortodoxo del cine documental, ni un estudio longitudinal con una vasta acumulación de detalles. Su ritmo es paradójicamente ágil a pesar de su agotadora duración, que pone a prueba la resistencia del espectador. Por otra parte, su enfoque visual a veces evoca memes políticos basados en texto, o incluso los antiguos calendarios de cartón que muestran distintos datos curiosos cada día. La película tuvo su estreno fuera de competición en Venecia, donde fue proyectada valientemente de forma íntegra y sin intermedio.
Aunque esta descripción suene frívola, lo cierto es que Sokurov tiene un objetivo encomiable y elevado: acompañarnos personalmente en un recorrido por sus recuerdos de la segunda mitad de la era soviética, evocando experiencias de primera mano en Rusia y en el resto del mundo, dosificadas en proporciones perfectas. Como siempre, opta por un método cinematográficamente innovador, aunque extrañamente crudo, para transmitir esto: utiliza un gráfico a la izquierda de la pantalla que marca progresivamente el avance de los años desde finales de la década de 1950 hasta principios de la de 1990, así como imágenes de propaganda soviética borrosa, mayormente en blanco y negro, que sirven de colchón en la mayor parte de la imagen, donde una serie de textos eclécticos parpadea intermitentemente.
Al igual que en las últimas series documentales de Adam Curtis, Shifty y (precisamente) Russia 1985-1999: TraumaZone, estos textos cumplen principalmente una función expositiva, proporcionando un sentido de coherencia al paso del tiempo y sus grandes acontecimientos (políticos, científicos y, especialmente, culturales). Hay ciertos hilos narrativos que eran de esperar (como los diferentes conflictos internacionales y momentos clave de la Guerra Fría). Otros son más especializados (un relato exhaustivo de desastres aéreos en los que se vieron implicadas tanto aeronaves estatales rusas como aviones privados estadounidenses). También encontramos otros más excéntricos, como la lista de hitos de bandas de hard rock anglófonas como Aerosmith y Queen.
Sokurov ha sido tachado de reaccionario cultural (a pesar de sus tendencias visuales modernistas) por algunos críticos perspicaces, pero el énfasis en las tensiones geopolíticas mundiales convierte Director’s Diary en un preludio y una explicación del presente, así como en un réquiem por el tiempo perdido. El director incluye alegres extractos de propaganda audiovisual de las eras de Jruschov y Brézhnev (que muestran la adoración de los ciudadanos rusos hacia iconos heroicos como Lenin), lo que nos permite intuir el doblepensar necesario para justificar la represión soviética de la revolución húngara y la Primavera de Praga. Por otra parte, las informaciones sobre los turbulentos primeros años de Israel también traicionan su postura sobre la actual guerra de Gaza. La británica Margaret Thatcher es una figura claramente detestada al otro lado del continente, pero sentimos que Sokurov simpatiza nerviosamente con ella cuando expresa cautela ante la “reunificación” apresurada de Europa. Nuestro presente y nuestro futuro se ciernen sobre el montaje hauntológico, añadiendo otra capa al palimpsesto.
Dado que esta crítica se ha dedicado principalmente a la descripción de la película, surgen varias preguntas: ¿cuán esencial es Director's Diary para dedicarle tanto tiempo? ¿Cuál será su recorrido después de Venecia? Hay demasiadas cosas que ver (de mayor y menor duración), incluidos los trabajos más destacados del propio Sokurov realizados al inicio del milenio, y la proporción de datos que se nos recuerdan, en comparación con lo que realmente aprendemos, no es alentadora. Por lo demás, se trata de un epílogo apropiado al proyecto global de Sokurov de representar los rincones y figuras más oscuros de la historia, y con su apariencia de “diario”, es una vía más clara hacia lo que realmente piensa.
Director’s Diary es una coproducción italo-rusa, producida por la compañía del propio Aleksandr Sokurov, “Example of Intonation” Foundation, junto con Revolver y Bielle Re. Films Boutique gestiona las ventas internacionales.
(Traducción del inglés)
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