VENECIA 2025 Semana Internacional de la Crítica
Crítica: AGON
- VENECIA 2025: El atmosférico debut de Giulio Bertelli se estructura alrededor de tres retratos paralelos de mujeres deportistas con diferentes tonos de fragilidad y fuerza

Presentada a competición en la Semana Internacional de la Crítica de Venecia, AGON [+lee también:
tráiler
entrevista: Giulio Bertelli
ficha de la película] es la ópera prima de Giulio Bertelli, un cineasta conocido por sus cortometrajes y trabajos experimentales. Su primer largometraje es un ejercicio inusual, casi experimental, que fusiona la narración atmosférica, insertos documentales y la estética de las retransmisiones deportivas televisivas. En el centro de la historia encontramos un evento olímpico ficticio, Ludoj 2024, donde tres atletas se preparan y finalmente compiten en esgrima, tiro al blanco y judo.
La película está estructurada en tres retratos paralelos: un trío de mujeres que encarnan diferentes etapas de la vida y distintos grados de fragilidad y fuerza. La esgrimista Giovanna Falconetti (Yile Vianello), la judoca Alice Bellandi (interpretando una versión ficticia de sí misma) y la tiradora Alex Sokolov (Sofjia Zobina), una campeona italiana de origen ruso, se mueven a través de entornos estériles y ambientes asépticos, alternando entre rutinas de entrenamiento intensas, largos momentos de soledad y destellos de competición.
Bertelli y sus comontadores, Tommaso Gallone y Francesco Roma, construyen un lenguaje fragmentado. Asistimos a entrevistas preparadas, segmentos de retransmisiones y repeticiones, pero también a observaciones más íntimas de la vida cotidiana de las protagonistas. Es como si estuviéramos viendo al mismo tiempo una retransmisión en directo y un diario: un híbrido que cuestiona la frontera entre el documental y la ficción.
Visualmente, la película se apoya en la sólida dirección de fotografía de Mauro Chiarello, quien opta por una paleta dominada por tonos fríos y oscuros de azul, gris, verde y negro. Las imágenes son nítidas, impactantes y, a veces, distantes, casi clínicas en su precisión. El resultado es una atmósfera alienante que refleja la condición de las protagonistas: mujeres jóvenes que viven en tensión constante, con sus cuerpos transformados en máquinas orientadas al rendimiento, pero cuya humanidad resplandece de vez en cuando. Esa alienación se hace más visible en momentos fugaces y perturbadores: las interminables horas dedicadas al entrenamiento, la distracción de los videojuegos o la masturbación solitaria con material hentai en una habitación de hotel.
El diseño sonoro refuerza esta sensación de extrañamiento. El trabajo de Tom Wheatley en el apartado musical transita gradualmente de pasajes más neutros a motivos instrumentales más graves y contundentes, añadiendo una sensación de amenaza constante. La banda sonora subraya las paradojas del propio deporte: una actividad nacida de prácticas bélicas, transformada en entretenimiento profesional, y que ahora se ve desafiada por la aparición de los deportes electrónicos y las competiciones digitales. En este sentido, la tecnología desempeña un papel crucial en AGON, difuminando los límites entre lo real y lo virtual, y sugiriendo cómo la identidad deportiva está cada vez más mediada por pantallas y avatares.
Las interpretaciones de las tres protagonistas mantienen unida la estructura fragmentada. Bellandi, campeona en la vida real, sorprende por su capacidad para interpretar de manera convincente a su alter ego ficticio, yendo más allá de la mera presencia. Vianello aporta una cierta gravedad a Giovanna, una esgrimista que encarna tanto la disciplina como la vulnerabilidad. Zobina, en el papel de Sokolov, irradia una mezcla de determinación y melancolía como un personaje moldeado por su doble identidad nacional y sus inseguridades personales.
Sin embargo, el enfoque de Bertelli resulta en ocasiones demasiado distante. Sentimos que nos acercamos a estas mujeres, pero nunca llegamos a profundizar del todo. El final abrupto refuerza esta impresión de incompletitud, dejando al espectador con la sensación de estar ante un trabajo en progreso más que ante una visión plenamente lograda. AGON parece suspendida entre el rigor del concepto y la necesidad de involucrar emocionalmente al público.
No obstante, la película sigue siendo fascinante. Destaca por su gran atmósfera, su estética precisa y su ambición evidente. Si Bertelli logra perfeccionar aún más su lenguaje cinematográfico, manteniendo a los espectadores cautivados no solo mediante ideas y elementos visuales, sino también a través de una narración más empática, su cine podría convertirse en algo único y memorable.
AGON es una producción de las italianas Guerra Olimpica y Art+Vibes, la estadounidense Big Red Films y la francesa Mia Film. The Match Factory se encarga de las ventas internacionales.
(Traducción del inglés)
Galería de fotos 29/08/2025: Venice 2025 - AGON
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© 2025 Isabeau de Gennaro for Cineuropa @iisadege
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