04/09/2025 - VENECIA 2025: Gianluca Matarrese sigue demostrando su habilidad en el documental centrado en los diálogos, dirigiendo la cámara esta vez a su familia

Maria Luisa Magno en Il quieto vivere

“Donde acaba la sangre empieza la paz; donde acaba la paz empieza la sangre...” Así reza, casi a modo de cántico, la banda sonora compuesta por Cantautoma para el nuevo trabajo del documentalista italiano Gianluca Matarrese, Il quieto vivere [+lee también:
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entrevista: Gianluca Matarrese
ficha de la película]. El largometraje, coescrito con Nico Morabito, revela la profunda ironía que subyace en el corazón de esta obra de Matarrese, que es sin duda un maestro del documental conversacional. Su última película antes de esta, GEN_ [+lee también:
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ficha de la película], presentada en Sundance a principios de este año, giraba en torno a una serie de interacciones entre un médico y sus numerosos pacientes y mostraba un fuerte compromiso biopolítico a través de todas estas conversaciones. En Il quieto vivere, el cineasta vuelve la cámara hacia un asunto aún más cercano a su propia vida, con la misma atención por capturar lo que se dice entre líneas y combinando elementos reales y ficticios.

Matarrese abre esta película “basada en una historia real” como una ópera tragicómica que en ocasiones roza la telenovela, enmarcada como el relato de una rivalidad entre familias enfrentadas. Pero, en realidad, se trata de una sola familia: la suya, que vive en la Calabria rural. Dos grupos, situados a ambos lados de las ruinas de un anfiteatro —como dos coros griegos opuestos—, se enfrentan en un duelo verbal repleto de pullas y sarcasmos. Las protagonistas son dos figuras matriarcales, Maria Luisa Magno y su cuñada Imma Capalbo. Sin embargo, curiosamente, pronto descubrimos que la disputa gira en torno a algo tan prosaico como quién debe pagar las reformas de la vivienda, ya que ambos bandos ocupan distintos niveles del mismo complejo residencial.

A base de combinar lo terrenal con lo teatral, Matarrese dota por momentos al relato de un aire casi de western. El cineasta desvela los secretos familiares a través de discusiones encendidas y sesiones de reproches, donde las alianzas y tensiones se entrelazan como sarmientos de vid. Los nombres de los personajes rara vez se mencionan, de modo que el espectador tendrá que orientarse por las personalidades bien definidas de cada uno, construidas con precisión a través de gestos y vestimenta (como chaquetas acolchadas o un pintalabios llamativo). Es difícil no quedar fascinado por lo mezquino de algunas actitudes que, en el marco familiar, se viven como cuestiones de vida o muerte.

Matarrese tiene el detalle de mantener la película por debajo de los 90 minutos, evitando así que el espectador se canse ante la repetición inherente a la estructura de discusiones continuas. Los momentos de comedia bien medida alivian el drama, especialmente cuando irrumpen anuncios de ventas o vídeos de redes sociales, que se cuelan en la disputa que tanto separa como une a los personajes. Il quieto vivere se desarrolla en un estado de realidad amplificada durante la mayor parte de su metraje, enmarcado por un inicio y un final claramente introducidos para aportar un contexto más ficcionalizado. Poco importa qué es “real” y qué ha sido “fabricado” para la pantalla, ya que Matarrese nos ofrece una experiencia tan divertida como reveladora, recordándonos que la vida puede ser mucho más ruidosa y extrema de lo que solemos imaginar.

Il quieto vivere es una coproducción italo-suiza de la que se han encargado Faber Produzioni, Stemal Entertainment, RAI Cinema, Elefant Films Sàrl y RSI – Radiotelevisione Svizzera di Lingua Italiana. Las ventas internacionales de la película corren a cargo de Mediawan Rights.

(Traducción del inglés)

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Gianluca Matarrese
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