Crítica: Silent Friend
por David Katz
- VENECIA 2025: La excéntrica y cautivadora película de Ildikó Enyedi examina un árbol en el jardín de una universidad alemana en tres periodos diferentes durante el último siglo

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entrevista: Ildikó Enyedi
ficha de la película], la nueva película de Ildikó Enyedi, narra un siglo de la vida de un árbol ginkgo y, sin duda, dará mucho que pensar. Se trata de una obra maravillosamente sincera, sin una pizca de cinismo que reste valor a su curiosidad optimista sobre el mundo natural y lo que aún nos queda por descubrir en él. Sin embargo, al intentar fusionar sus experimentos biológicos con las actividades humanas en arcos dramáticos convencionales, la cinta no acaba de funcionar, como una conversación entre dos personas que no comparten un idioma común. La película de Enyedi fue la última obra presentada este año en la competición del Festival de Venecia.
Aunque sus tres hilos narrativos entrelazados son más que suficientes para llenar sus dos horas y media de duración, cuando Silent Friend ha completado su exposición, muy poco de la impactante ciencia que aborda logra resonar con el público. La idea (bastante pintoresca) que sostiene la película es que el gran árbol centenario que crece en un jardín botánico de la Universidad de Marburgo actúa como testigo silencioso de las actividades humanas que se desarrollan a su alrededor en tres momentos históricos diferentes: 1908, 1972 y 2020. La universidad fue fundada en 1527 y el árbol se plantó en 1832, por lo que se acerca el 200 aniversario de la planta, apenas una quinta parte de su potencial vida milenaria. A pesar de que la bulliciosa actividad de las relaciones entre la flora y el hombre ocupa un primer plano, el “amigo silencioso” del título parece una presencia más distante de lo que la directora Ildikó Enyedi es capaz de invocar. Su tratado sobre la falta de comunicación entre organismos se limita a repetir este hecho, en lugar de alcanzar la intensidad a la que aspira.
El icónico Tony Leung Chiu-Wai protagoniza el segmento más convincente, interpretando al profesor Wong (un nombre que sin duda alude a su mayor colaborador, Wong Kar-Wai), cuya investigación en neurología le ha valido una cátedra de profesor visitante en Marburgo. El profesor se dedica desde hace poco a estudiar la actividad cerebral de los recién nacidos, y sus experimentos le llevan a la popular conclusión científica de que, al utilizar un porcentaje de su capacidad cerebral superior al 10 % de los adultos, su extrema conciencia fenomenológica hace que, técnicamente, estén “siempre excitados”. Mientras el confinamiento de la pandemia paraliza su trabajo docente, una charla TED de una botánica con el sugerente nombre de Alice Sauvage (Léa Seydoux) le lleva a descubrir las correspondencias entre las reacciones físicas de las plantas y las de los seres humanos. La hipótesis no versa sobre nociones pseudocientíficas de “conciencia”; se centra en cómo los cambios sutiles a lo largo del tiempo y la adaptación ambiental de las plantas (siendo el árbol ginkgo su gran sujeto de estudio) se asemejan a los nuestros, solo que con tiempos de reacción mucho más lentos.
Estas exploraciones se reflejan en las otras dos tramas. La primera estudiante universitaria femenina de Marburgo (Luna Wedler) descubre en 1908 la utilidad de la fotografía temprana para medir el desarrollo de las plantas, y en el apogeo del radicalismo estudiantil posterior al Mayo del 68 un estudiante rebelde (Enzo Brumm) retoma los experimentos de la joven de la que está enamorado (Marlene Burow), centrados en las sutiles reacciones de su geranio a diversas condiciones ambientales. Los primeros espectadores se han sentido cautivados por esta temática más cerebral, raramente explorada en el cine de autor, pero para este crítico la narración de Enyedi genera mucha expectación sobre qué descubrimientos científicos se revelarán, aunque desemboca en un desenlace vago y anticlimático. Esta conclusión parece querer ser una declaración sobre cómo permaneceremos siempre alejados de otros seres vivos que no comparten nuestra conciencia, con el resultado involuntario de que la película también resulta vagamente inaprensible.
Silent Friend es una coproducción entre Alemania, Francia, Hungría y China, producida por Pandora Film, Inforg-M&M Film, Galatée Films y Rediance. Films Boutique se encarga de las ventas internacionales.
(Traducción del inglés)
Galería de fotos 05/09/2025: Venice 2025 - Silent Friend
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