Crítica: La conspiración del cuervo
- La polaca Kasia Adamik firma un neonoir tan depurado como inquietante sobre una académica británica atrapada en el lado equivocado del Telón de Acero

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tráiler
ficha de la película], de Kasia Adamik, es un thriller de época tenso y atmosférico, ambientado en uno de los capítulos más oscuros de la historia reciente de Polonia. Estrenada en la sección Platform de Toronto y seleccionada como cinta de clausura (fuera de competición) en San Sebastián, la película adapta un relato corto de la ganadora del Nobel Olga Tokarczuk, trasladándolo a la pantalla con una precisión implacable y apoyándose en las magníficas interpretaciones de Lesley Manville y Zofia Wichłacz.
La historia transcurre en diciembre de 1981, en vísperas de la introducción de la ley marcial en Polonia. La doctora Joan Andrews (Manville), una académica londinense especializada en psicología clínica, viaja a Varsovia con una inusual invitación oficial para presentar su investigación. Casi de inmediato, se encuentra en un país en plena ebullición, donde el movimiento Solidaridad ha despertado esperanzas de reforma, pero la represión no tarda en responder. Andrews conoce a Alina (Wichłacz), una activista estudiantil frágil pero decidida, que la arrastra al mundo de la resistencia clandestina. Cuando se declara abruptamente la ley marcial, Varsovia se transforma en un laberinto de hormigón patrullado por tanques y milicianos. Atrapada en el país y con pocos aliados (entre ellos un prudente embajador británico interpretado por Tom Burke), Andrews debe aprender a moverse en un terreno cada vez más hostil, dándose cuenta de que la violencia política ya no es un concepto distante, sino una realidad tangible que pone a prueba su conciencia.
Adamik, que firma el guion junto con Sandra Buchta, ofrece un neonoir austero, desprovisto de toda ornamentación. La estructura de la trama es sencilla: una mujer atrapada en el lado equivocado del Telón de Acero se ve obligada a sobrevivir a un juego del gato y el ratón con un régimen para el cual la paranoia constituye una política de Estado. Sin embargo, la ejecución de la película está llena de detalles, y su mayor fortaleza reside en su capacidad para evocar atmósferas concretas. Trabajando estrechamente con el director de fotografía Tomasz Naumiuk, Adamik retrata Varsovia en tonos grises y negros, convirtiéndola en una ciudad aparentemente desprovista de luz diurna. Siempre que aparece un rayo de sol, su brillo está filtrado o atenuado, como un recordatorio de una alegría vislumbrada pero negada. Algunas de las imágenes más inquietantes llegan a través de las ventanillas de los coches: cristales empañados que difuminan los rostros, convirtiéndolos en abstracciones fantasmales, una metáfora visual de vidas borradas bajo el régimen autoritario.
El diseño de producción y el vestuario, igualmente meticulosos, refuerzan esta sensación de “invierno del alma”. Las calles, oficinas y apartamentos están despojados de color y calidez, reflejando una sociedad asfixiada por el miedo y la burocracia. La película lleva el sello de la productora ejecutiva Agnieszka Holland, madre de Adamik y maestra cronista de la represión, cuya influencia parece impregnar tanto la urgencia política como la siniestra autenticidad de la puesta en escena.
No obstante, lo que realmente impulsa La conspiración del cuervo son las interpretaciones. Manville, siempre sutil, dota a su personaje de una mezcla de desconcierto y resistencia silenciosa. Encarna a una mujer que llega como forastera, curiosa pero ingenua ante la realidad tras el Telón de Acero, y que gradualmente se enfrenta a la futilidad de su distanciamiento profesional. Wichłacz presenta un contrapunto llamativo: su Alina es aparentemente frágil, pero rebosa convicción. Es una joven dispuesta a luchar, aunque con el riesgo constante de ceder bajo la presión.
A nivel técnico, Adamik logra una película controlada y segura, que evita los excesos y mantiene una austeridad influida por el cine negro. Sin embargo, el acto final flaquea ligeramente. A medida que la historia se acerca a su desenlace, esta se inclina hacia una retórica de claridad moral histórica que socava la ambigüedad que había definido la propuesta hasta entonces. El mensaje antiautoritario sigue siendo poderoso, pero la originalidad de los capítulos anteriores se debilita en una conclusión más didáctica.
La conspiración del cuervo es una producción de las polacas Wild Mouse Production y Film Produkcja junto con la luxemburguesa Iris Productions y la irlandesa-británica Film and Music Entertainment Ltd. HanWay Films se encarga de las ventas internacionales.
(Traducción del inglés)
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