Crítica: Hen
por Fabien Lemercier
- György Pálfi sale airoso de su audaz apuesta por una película centrada sobre las desventuras de una gallina, que reflejan un mundo humano mucho menos pintoresco

“¿Qué haces aquí? ¿En qué momento te has escapado?”. Desde que dio sus primeros pasos en el mundo del cine con Hukkle y Taxidermia [+lee también:
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ficha de la película], sabemos que el terreno en el que György Pálfi se mueve como pez en el agua no es otro que el de lo insólito. Y Hen [+lee también:
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ficha de la película], la nueva película del cineasta húngaro, que ha sido presentada en la sección Platform de la 50.ª edición del Festival de Toronto, no es una excepción, ya que Pálfi lleva aún más lejos sus preferencias particulares en cuanto a experiencias cinematográficas con un animal como protagonista, al igual que ya hizo Jerzy Skolimowski con su protagonista burro en EO [+lee también:
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ficha de la película] (galardonada en Cannes hace tres años).
En este caso, el animal no es otro que una humilde gallina que cacarea y picotea donde puede, trata de no meterse en problemas, pone huevos y, poco a poco, empieza a comprender —a su manera directa y obstinada— el mundo en el que se mueve. Se trata, por tanto, de un peculiar y divertido relato de paso a la adultez animal, con un sabor burlesco muy marcado, pero que lanza también una mirada seria y aguda sobre una moral humana sumida —más o menos conscientemente— en la tentación del lucro, la dejadez (“ya nadie cuida de nada”) y el egoísmo, hasta el punto de tratar a los demás como ganado y anular todo sentido de responsabilidad hacia las generaciones futuras.
“Mi mujer va a hacer una sopa deliciosa con ella”. Para esta protagonista tan particular, todo comienza en una granja avícola industrial en la que los palés rebosan de huevos que pronto se convierten en numerosas camadas de pollitos que, a su vez, se vierten en cintas transportadoras, y todo ello antes de alcanzar la edad adulta en un enorme y superpoblado cobertizo. Pero el color negro de sus plumas —una diferencia clave— la salva del destino de sus compañeras y le brinda la oportunidad de descubrir el mundo exterior desde el asiento de copiloto de un camión, para luego alcanzar la libertad en una gasolinera, gracias a una ventana abierta. Lo siguiente será una sucesión de amenazas mortales: un zorro, una travesía por la autopista, una incursión por la gran ciudad y un regreso al campo que culmina cuando cae en las fauces de un perro. Este la lleva a Panorama, un restaurante costero en ruinas donde viven un anciano (Ioannis Kokiasmenos), su hija (Maria Diakopanagioti), la pareja de esta (Argyris Pantazaras) y su nieta. Allí, entre trapicheos y suciedad, la gallina se familiariza con la vida del gallinero —con un gallo hiperactivo incluido—. Pero, ¿a dónde van a parar todos los huevos que pone? El estilo gallináceo relativamente temerario de la protagonista la llevará a embarcarse en repetidos intentos de fuga para llevar a cabo su investigación. En el camino, irá descubriendo verdades inquietantes, tanto sobre el trato a los animales de su especie como sobre las costumbres humanas.
Hen, que se apoya en el ágil enfoque del director de fotografía Giorgos Karvelas y en la excelente música compuesta por Szőke Szabolcs, constituye una obra maestra en cuanto a su puesta en escena (el rodaje contó con animales reales en un entorno muy realista). Se trata de una obra en la que, aunque a menudo se dejan pinceladas de humor, el guion muy creativo escrito por el director y Zsófia Ruttkay también inyecta múltiples dimensiones sugerentes de parábolas (el tráfico de migrantes que resuena con el encarcelamiento de los animales, la fibra maternal de la gallina en contraposición a las relaciones decadentes entre los seres humanos) y temas existenciales (la vida y la muerte, el individuo y el grupo, el deseo y el amor, los niños, la posibilidad de cambiar, etc.). Y es que, en realidad, ¿quién se come a quién y quiénes se destrozan entre sí en este mundo?
Hen ha sido producida por Pallas Film (Alemania), View Master Films (Grecia) y Twenty Twenty Vision (Alemania), y coproducida por Focusfox y ZDF/ARTE. Las ventas internacionales de la película corren a cargo de Lucky Number.
(Traducción del francés)
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