Crítica: A Árvore do Conhecimento
por Laurence Boyce
- La última película de Eugène Green es un tratado sobre el Portugal contemporáneo que toma la forma de una fábula juguetona y surrealista

El director Eugène Green, de 78 años (nacido en Estados Unidos y afincado en París desde 1969), es en cierto modo un hombre del Renacimiento, elogiado por su labor en el teatro, la literatura y la poesía. En el cine, quizá sea más conocido por títulos como A Religiosa Portuguesa [+lee también:
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ficha de la película] (2008) y En attendant les barbares [+lee también:
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ficha de la película] (2017), ambos caracterizados por una teatralidad audaz y lúdica. Su último trabajo, A Árvore do Conhecimento, que ha tenido su estreno mundial en el Fantastic Fest, el certamen tejano centrado en el cine de género, prosigue esta línea de trabajo, pues su tratado sobre el Portugal contemporáneo presenta toques de género y mucha teatralidad.
Gaspard (Rui Pedro Silva) es un adolescente que vive en Lisboa y presencia de primera mano el efecto cotidiano de la llegada de los turistas que parecen estar apoderándose de su ciudad. Al huir de casa, cae bajo la influencia del Ogro (Diogo Dória), un hombre que ha hecho un pacto con el Diablo, lo que le confiere poderes especiales. Gaspard se convierte en su cómplice, ayudando a atraer a turistas que el Ogro convierte en animales para luego matarlos. Sin embargo, Gaspard queda horrorizado por lo que ve y, escapando con un burro y un perro, llega a una mansión fantasmal habitada por el espíritu de la reina María I (Ana Moreira), quien gobernó Portugal a finales del siglo XVIII. Furioso con su antiguo protegido, el Ogro no anda muy lejos.
La película lleva siempre su teatralidad por bandera, sacando gran partido del plano/contraplano y de personajes que clavan la mirada en el objetivo mientras declaman sus líneas con un leve aire de rigidez. Oscilando entre lo metafórico y lo explícito ("Te robó comida", grita un turista al propietario de un café portugués en un momento dado. "Vosotros nos robasteis nuestra ciudad", sentencia él en respuesta, mirando directamente a cámara), la película se revela como un cóctel embriagador de crítica social a la sociedad portuguesa, filosofía moral y un alegato contra los males del turismo y del capitalismo. En manos menos diestras, la película podría deslizarse hacia lo artificioso y lo amateur, pero aquí hay una audacia y un espíritu lúdico que terminan por hacerla discretamente absorbente. Hay momentos de auténtica carcajada (incluido un diálogo punzante en el que se revela que el Diablo tiene acciones en un periódico portugués y además ejerce de su crítico de cine), así como algunos pasajes de contemplación más sutil entre tanto descaro. Por otra parte, el carácter ligeramente caótico de lo que ocurre acaba resultando entrañable a medida que avanza.
Su selección en Fantastic Fest probablemente despierte el interés de festivales de género, aunque, en esencia, se trata de una obra de autor con elementos de género. Quienes solo busquen sangre y vísceras se echarán atrás, pero quienes busquen contraste podrán acercarla tanto a festivales de género como al gran público. Con un estreno doméstico previsto en Doclisboa en octubre, el circuito general de festivales de cine parece un buen destino, y debería sumar numerosos adeptos del cine de autor. Cualquier cosa más allá de eso puede resultar más difícil.
A Árvore do Conhecimento es una coproducción entre Portugal y Francia, producida por O Som e a Fúria y Le Plein de Super. Sus ventas internacionales corren a cargo de MoreThan Films.
(Traducción del inglés)
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