SAN SEBASTIÁN 2025 New Directors
Crítica: La lucha
por Cristóbal Soage
- José Alayón nos brinda en su segundo largometraje un retrato a la vez delicado y arrollador de la relación de un padre y una hija en el contexto de la lucha canaria

Nada más empezar la película, aparece en pantalla un breve texto que nos habla del origen milenario de la lucha canaria, una práctica deportiva que los aborígenes del archipiélago usaban, entre otras cosas, para resolver conflictos. Con la invasión castellana, la práctica fue perseguida y dejó de tener un lugar central en la vida de las islas, pero ha seguido practicándose y hoy es una disciplina deportiva muy popular. De hecho, es el centro de las vidas de los protagonistas de La lucha, segunda película como director de José Alayón, presente en la sección New Directors del 73.° Festival de San Sebastián. Miguel (el luchador Tomasín Padrón) y Mariana (Yazmina Estupiñán) son un padre y una hija que practican con pasión este deporte y que atraviesan un duro duelo por la muerte de su esposa y su madre, respectivamente.
El contexto de la lucha canaria no es una simple excusa en la que enmarcar un drama íntimo y lleno de emoción. Fijando su atención en un mundo tan particular y en los seres humanos que le dan forma, la película consigue hacer un retrato profundo, honesto y dolorosamente bello de un lugar único y de las personas que allí viven. La isla de Fuerteventura luce espléndida en pantalla, la fotografía de Mauro Herce saca el máximo partido a los espectaculares paisajes, pero también a los cuerpos que en ellos deambulan. De este modo las montañas desérticas y las carreteras barridas por el viento crean un conjunto hipnótico en el que se integran los expresivos rostros de los personajes y los espectaculares cuerpos de los luchadores.
La lucha es como sus protagonistas: contenida, austera y con poco gusto por las florituras. Es una película que no oculta sus cartas y es en su honestidad donde radica una de sus grandes virtudes. Es evidente que los responsables de la película quieren a sus personajes y a lo que representan. El amor por la tradición de la lucha y todo lo que implica en la idiosincrasia canaria no es muy distinto del amor que sienten el padre y la hija protagonistas. No es un amor exento de complicaciones y conflicto, pero es innegablemente real y tan fuerte como los músculos de los deportistas que se enfrentan cuerpo a cuerpo en la arena.
Otro punto destacable de la película es su autenticidad, y en ello influye el hecho de que el reparto está integrado prácticamente en su totalidad por verdaderos luchadores de esta disciplina. Partiendo del guion firmado por Marina Alberti y Samuel M. Delgado (director de Eles transportan a morte [+lee también:
crítica
tráiler
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ficha de la película]), la película entreteje momentos cotidianos aparentemente anodinos, escenas de lucha trepidantes y episodios de gran dramatismo, que dan como resultado un todo conmovedor, tan doloroso como luminoso. Al final lo que queda es la sensación de haber estado dentro de un microcosmos fascinante, en el que la tradición sirve como pegamento y combustible de un grupo humano que hace frente a la vida como buenamente puede, viéndose sobrepasados por ella a veces, pero siempre luchando por encontrar la fuerza para seguir en pie.
La lucha es una producción de El Viaje Films en colaboración con la colombiana Blond Indian. Bendita Film Sales se encarga de las ventas internacionales.
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