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SAN SEBASTIÁN 2025 New Directors

Crítica: The Son and the Sea

por 

- El debut en el largometraje de la británica Stroma Cairns nos lleva de la mano de dos amigos carismáticos y encantadores en un viaje lleno de honesta emoción

Crítica: The Son and the Sea

Jonah es un joven un tanto perdido, que no sabe muy bien que está pasando con su vida y que ahoga sus penas en alcohol y gestiona su frustración peleándose con personas que no merecen recibir su rabia. Él es el principal protagonista de The Son and The Sea, primer largometraje de Stroma Cairns que se proyecta estos días en la sección New Directors del 73.° Festival de San Sebastián después de haberse estrenado por el apartado Discovery de Toronto. Consciente de la espiral de sinsentido en la que está inmerso y empujado por su amigo Lee, que atraviesa su propia crisis a causa de una ruptura amorosa, decide hacer un viaje hacia la costa escocesa para visitar a su anciana tía y cambiar un poco de aires.

Desde el primer momento la complicidad entre los dos protagonistas es palpable, su amistad resulta verdadera y profunda y buena parte del mérito recae en el gran trabajo de Jonah West y Stanley Brock, que debutan por todo lo alto en la gran pantalla. E igual de destacable es el trabajo de guion de la propia Cairns e Imogen West, que construyen con admirable firmeza una peripecia emocional en la que cada personaje es retratado con sensibilidad y un profundo respeto. En la película conviven la furia y el desencanto de unos jóvenes angustiados y sin horizonte, con la delicadeza y la sabiduría que se revela en este viaje de descubrimiento de sí mismos y de quienes les rodean.

En su llegada al pequeño pueblo escocés, los dos amigos se alojan en la casa de la tía de Jonah. La mujer ha cambiado hace poco este encantador hogar por una residencia para mayores. Y es en ese escenario tan poco esperanzador donde tienen lugar algunas de las escenas más bellas de la película. La ternura que desprende el joven en cada una de las interacciones con la mujer conmueve inevitablemente, y sirve para que el espectador conozca la verdadera naturaleza de un tipo que en nada se parece al borracho violento de las primeras escenas. Y es que de eso habla The Son and the Sea, de la complejidad de las emociones humanas y de la profundidad y la fortaleza de los vínculos que pueden llegar a establecerse entre las personas más insospechadas.

Y es que en su improvisado viaje huyendo de no se sabe muy bien qué y en busca de nadie sabe muy bien qué cosa, los dos amigos se encuentran con personas que cambian su visión de la vida. Entre todos ellos destaca Charlie, un joven sordomudo que está en el pueblo visitando a su hermano gemelo. Es mejor no revelar demasiado de las aventuras que los tres viven juntos, pues parte del encanto de la película se halla en dejarse sorprender al mismo tiempo que nuestros protagonistas por los sobresaltos durante la travesía. Una travesía a la que no le falta el drama y los momentos amargos, pero que en todo momento está atravesada por una energía vibrante que desemboca en varios clímax emocionales en los que lo cómico y lo trágico se dan la mano con pasmosa naturalidad, igual que lo hacen en la vida real de cualquier ser humano.

The Son and the Sea es una producción de In the Company of con la colaboración de la estadounidense Studio Cloy. MMM Film Sales se ocupa de las ventas internacionales.

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