03/10/2025 - Jehnny Beth brilla en una película generosa y pedagógica de Lola Doillon sobre la complejidad de la existencia para una autista no diagnosticada

“No me gusta cambiar mis hábitos, siempre lo compruebo todo mil veces, no me gusta mucho la gente, soy demasiado directa, soy hipersensible a la luz y a los sonidos, a menudo estoy agotada y no entiendo el humor sutil”. Para Katia, la protagonista treintañera de Différente, el cuarto largometraje de Lola Doillon (directora que se dio a conocer en la sección Un Certain Regard de Cannes en 2007 con Et toi, t’es sur qui ? [+lee también:
crítica
tráiler
ficha de la película]), que se estrenó a finales de junio en Francia y se proyecta hoy en el Festival do Rio (en el marco de la iniciativa Europe! Voices of Women+ in Film, de la European Film Promotion), la vida cotidiana, tanto personal como profesional, no es ni ha sido nunca un camino de rosas. Y no es de extrañar, ya que esta joven tiene autismo, pero no lo sabe, porque siempre ha sabido adaptarse y enmascarar lo que los psicólogos han calificado sistemáticamente como depresión y ansiedad, que ningún medicamento ha logrado superar.

Al abordar este delicado tema —sin caer ni en el drama absoluto ni en la comedia excéntrica—, sobre el que ya se han hecho varias películas (entre ellas la célebre Rain Man), Lola Doillon deja clara su voluntad de ofrecer visibilidad e información sobre la deficiente atención al autismo en Francia. La cineasta —que también firma el guion— articula esta reflexión a través de Katia (una excelente Jehnny Beth), una documentalista que trabaja en una productora audiovisual con sede en Nantes, un puesto muy por debajo del nivel profesional al que sus estudios la podían haber llevado (para desesperación de su madre, interpretada por Mireille Perrier). Un encuentro fortuito con algunos especialistas en autismo despierta en Katia el deseo de profundizar en el tema y, cuando descubre los síntomas de este trastorno, que afecta a la forma en que las personas se comunican e interactúan con su entorno, le toca la fibra sensible.

Al centrar la trama en la relación amorosa entre Katia y Fred (el simpático actor belga Thibaut Evrard), la película aporta una dimensión humana y “desenfadada” a un tema de enorme seriedad, arrojando al mismo tiempo una mirada precisa sobre el espectro autista: la sensación de estar actuando de cara a todos menos los más cercanos, la impresión de falta de autenticidad, la escasa vida social, la enorme dificultad para mantener una charla banal, la necesidad de quedarse en casa o en un espacio seguro, la obligación de seguir rutinas muy estrictas porque la ansiedad ante lo imprevisto puede ser devastadora, el apetito insaciable por el conocimiento, la franqueza extrema… Se trata de una aproximación pedagógica y sin juicios que constituye tanto el principal interés del largometraje como su relativo talón de Aquiles por su carácter programático. ¿Cómo puede hacer Katia para expresar su amor? ¿Qué enfoque tendrá que adoptar para que sus seres queridos acepten su diagnóstico (“Acepto tu lado antisocial, pero hasta cierto punto. No se puede vivir siempre recluida, como si los demás no existieran”). ¿Debería optar por ocultarlo al mundo o asumirlo abiertamente? ¿Y qué ocurre con la posibilidad de tener hijos, dado el riesgo genético que implica? Différente aborda todas estas cuestiones con empatía y un cierto optimismo —porque los demás también son capaces de amar—, y todo ello sin ocultar, no obstante, las ineludibles dificultades cotidianas ni la soledad interior que conllevan. Pero, tal y como subraya la película, el alivio comienza en el momento en que pasa a poder poner nombre a su comportamiento singular y sentirse, por fin, ella misma.

Différente ha sido producida por Ping & Pong Productions y Agat Films, y las ventas internacionales de la película corren a cargo de Be For Films.

(Traducción del francés)