Crítica: Wisdom of Happiness
por Camillo De Marco
- El documental de Barbara Miller y Philip Delaquis supone el testamento espiritual de uno de los hombres más carismáticos de nuestro tiempo, el Dalai Lama

A sus 90 años, el dalái lama, desde hace ya sesenta años huésped del gobierno indio —aunque él se define como refugiado, como los 80.000 tibetanos obligados a huir en 1959 tras la invasión china—, sigue ofreciendo sabiduría al mundo. El documental Wisdom of Happiness, que se ha realizado con motivo de la celebración de su 90.º cumpleaños (el 6 de julio), puede considerarse el testamento espiritual de uno de los hombres más carismáticos de nuestro tiempo. La película, seleccionada para el 27.º Festival do Rio como parte de la iniciativa Europe! Voices of Women+ in Film de la European Film Promotion, reúne a los suizos Barbara Miller (#Placer femenino [+lee también:
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ficha de la película]), con Oren Moverman y Richard Gere como productores ejecutivos.
Aunque el documental está repleto de imágenes y material de archivo inédito, el núcleo sigue siendo el decimocuarto dalái lama y líder espiritual Tenzin Gyatso, que se dirige directamente a nosotros, mirando a cámara, sentado en una silla frente a un fondo negro que resalta su mirada llena de vida y su inconfundible túnica rojo arcilla y amarillo azafrán. Lo que el dalái lama ofrece con este documental no es otra cosa que consejos prácticos para afrontar miedos, angustias y enfados, tanto individuales como colectivos, privados y públicos; en definitiva, para afrontar con la meditación los desafíos del siglo XXI. Y es que nos encontramos ante un siglo que, como él mismo dice, “no será fácil”. Guerras, emergencias climáticas, odio generalizado, violencia, muros levantados para rechazar y reprimir… Todo ello forma parte de las reflexiones del dalái lama en el largometraje. “No hablo de Dios ni de la vida en el más allá, sino de la que vivimos ahora”, afirma al principio. “Mi compromiso es tratar de compartir la sabiduría ancestral sobre cómo desarrollar la paz mental”.
Hay una figura primordial y esencial que la máxima autoridad espiritual del budismo tibetano sitúa en el centro de su discurso: la madre. No solo constituye la base sobre la que se construye la identidad y la capacidad de relacionarse con el mundo exterior, sino que, según el dalái lama, es también “la auténtica maestra de la empatía y la compasión”. El dalái recuerda a la suya, que le enseñó a mirarse por dentro: una campesina sin educación alguna que se encontró siendo madre del niño “elegido” en el que se reencarnó el decimotercer dalái lama. Se trataba de un niño reticente, sin interés por el budismo, castigado por su tutor con el “látigo sagrado”. Estos son algunos de los momentos más conmovedores del documental (acompañados de bellas imágenes de época), junto con el relato de la persecución de su pueblo. A los 16 años llegó la invasión china, el engaño de Mao, a quien veía como un padre; y no tuvo otra opción que huir, mientras continuaban los asesinatos, las detenciones, las torturas y el genocidio cultural. “No queremos la independencia de China —dice hacia el final de la película, quizá lanzando un último mensaje a los líderes de la “nueva era”—; lo único que queremos es conservar nuestra cultura y nuestra identidad”.
Con profundidad, pero también con un admirable desenfado y un toque de ironía, el dalái lama aborda uno a uno los grandes problemas de nuestro tiempo: el estrés, la prisa y la competitividad que nos impiden detenernos a meditar; los muros y las guerras, sobre todo las religiosas, “en las que nadie gana”; la ciencia, que al igual que la tradición tibetana adopta un enfoque lógico y no implica necesariamente creer o tener fe; las mujeres, que poseen un mayor sentido de la atención hacia el bienestar de los demás; y la protección de la naturaleza, que requiere un esfuerzo colectivo diario. El dalái lama va más allá de la teoría e invita a concentrarse en la respiración, ejercitar la mente, controlar las emociones y buscar la claridad. Podría parecer una clase de yoga en YouTube, pero en un mundo dominado por la lógica binaria y la “odiocracia”, son estas las únicas palabras verdaderamente sabias que decir. La compasión es “el factor clave”, y el único camino posible pasa por cuidar unos de otros.
Wisdom of Happiness ha sido producida por Das Kollektiv für audiovisuelle Werke y Mons Veneris Films.
(Traducción del italiano)
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