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SITGES 2025

Crítica: Vieja loca

por 

- Carmen Maura tiraniza a su opositor masculino y la atención del espectador en el cuento gótico, sádico y, por momentos, terroríficamente divertido de Martín Mauregui

Crítica: Vieja loca
Carmen Maura y Daniel Hendler en Vieja loca

Presentada en el Fantastic Fest de Austin, donde el debutante Martín Mauregui se alzó con el premio a mejor dirección, y en el Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges un día antes de su estreno en España (el 10 de octubre, distribuida por DeAPlaneta), Vieja loca cuenta con dos ases a su favor: la producción de J.A. Bayona (director de otra truculencia terrorífica ubicada también en caserón antiguo, El orfanato [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
) y la omnipresencia de una fuerza de la naturaleza, la maestra de la interpretación Carmen Maura.

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A sus ochenta orgullosos años, la poseedora de cuatro Goya vuelve a demostrar que no hay papel que se le resista, por extremo que sea. Y la Alicia de este largometraje es todo menos fácil, porque, como señala el título, no está en sus cabales y va saltando de un estado anímico a otro con la agilidad de un canguro, sin perder jamás esa pieza fundamental de toda ficción llamada credibilidad.

Aquí Maura da vida, con sobrado vigor, a una mujer que se ha quedado sola en su casa sin más compañía que su perrito faldero, al que odia intermitentemente y por eso ha bautizado como Franco. Pero Laura, su hija, que se encuentra de viaje, se preocupa por el estado de su madre y le pide a su exnovio, Pedro (encarnado por un Daniel Hendler capaz de aguantar el tipo frente al tsunami Maura), que acuda al domicilio maternal para comprobar si la anciana se encuentra bien y, sobre todo, está tomando su medicación.

Pero cuando Pedro traspasa aquella puerta entra en un país de las pesadillas donde reina con sobrado despotismo Alicia. Ahí comienza su viacrucis, pues el bigote que porta el hombre abrirá la caja de los truenos, recordándole a la señora mayor episodios poco felices de su pasado.

Con acento y expresiones argentinos, ya que la acción transcurre allí, Carmen Maura se encarga, durante el resto del metraje, de que nadie se duerma. La fiera que su personaje lleva dentro despertará y las heridas del pasado buscarán un culpable, y su consiguiente venganza. Entonces los elementos más habituales del género de terror se desplegarán ante los ojos del pobre Pedro y del –también sufrido– espectador: sangre, sustos y violencia en las dosis necesarias para provocar estupor (especialmente una de contenido sexual).

Asimismo, Vieja loca no se queda en un simple carrusel de efectismos, sino que intenta ir más allá, insuflando de significado y justificando su enloquecida trama. Como en La muerte y la doncella de Roman Polanski, hay un pasado que exorcizar y un criminal al que ajusticiar a pesar de las víctimas colaterales. Y aunque su tono es lúdico, dominado por el humor negro y desmesurado, casi de tebeo, este largometraje no deja de ser un duelo actoral entre víctima y verduga, también como lo era James Caan de la oscarizada Kathy Bates en Misery. Si allí era el amor extremo de una fan fatal el detonante de la demencia, aquí lo es la herencia violenta del abuso de autoridad.

Vieja loca es una coproducción entre Películas La Trini, Primo Content (Argentina), Mr. Fields and Friends, Bambú Producciones y La Unión de los Ríos (Argentina), con la participación de Amazon España. De sus ventas se ocupa la francesa StudioCanal.

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