BLACK NIGHTS 2025 Competición báltica Doc@PÖFF
Crítica: Scarecrows
por Mariana Hristova
- El nuevo documental de Laila Pakalniņa es una discreta observación de la sensible tierra de nadie entre la naturaleza y la civilización

Toda infraestructura creada por el ser humano constituye una intromisión en la naturaleza, y en el caso del Aeropuerto de Riga, esto se percibe a simple vista: si observamos un mapa o lo vemos desde arriba, parece un parche de hormigón incrustado en el bosque. Laila Pakalniņa, la maestra letona capaz de mostrar aquello que pasa inadvertido y convertir lo cotidiano en poesía, se centra en los contornos difusos de esta tierra de nadie ocupada por seres humanos, donde los animales, expulsados de su entorno natural, parecen decididos a recuperarla, solo para toparse con bestias aún más poderosas: las máquinas.
Al igual que en su cortometraje documental de 2002, Dream Land, en el que nos revelaba un fascinante mundo animal oculto en un vertedero, y en otras de sus obras observacionales, incluida la reciente Termini [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Laila Pakalnina
ficha de la película], ambientada en una parada de autobús, en Scarecrows, Pakalniņa filma la zona elegida durante las cuatro estaciones para seguir el ritmo cíclico de la vida y dejar que sea este el que dé forma a su propia estructura narrativa, en lugar de imponer su propia mirada. La película acaba de tener su estreno mundial en la competición báltica Doc@PÖFF del Festival Black Nights de Tallin, junto a otros diez títulos. De hecho, es un programa en el que parece encajar mejor, pues la omnipresencia de la naturaleza en la forma de vida báltica resulta totalmente orgánica.
La cámara del director de fotografía Māris Maskalāns sigue de cerca al personal de la unidad de control de aves y fauna del aeropuerto de Riga, sin interferir jamás. La cineasta logra que nos sintamos como si estuviéramos entre ellos, participando en la carrera constante emprendida por los animales que se aventuran en las pistas, arriesgando tanto sus vidas como posibles accidentes de avión. Zorros, liebres, ciervos, incluso un gusano (y, sobre todo, aves) van y vienen por este espacio transitorio, generando conflictos a pequeña escala pero dramáticos, desconocidos para los usuarios habituales del aeropuerto. Colándose únicamente en horas determinadas (entre viento, heladas y nieve, y entre cafés y bromas internas) los trabajadores de la unidad se presentan al mismo tiempo como enemigos y salvadores: por un lado, están allí para restablecer el orden; por otro, al ayudar a los animales e intentar preservar sus vidas, parecen disculpar la presencia humana aportando lo mínimo que pueden ofrecer. Al otro lado de la valla, numerosos pares de ojos y oídos se asoman y escuchan movimientos en el universo incomprensible que se presenta ante ellos, habitado por criaturas ruidosas y gigantes cuya velocidad y escala son incompatibles con la armonía del bosque.
Sin el menor atisbo de ecoactivismo, Pakalniņa observa y registra, con su carismática curiosidad, la interacción entre dos mundos en conflicto, abriéndonos los ojos a las realidades paralelas que existen a un paso de las zonas por las que nos apresuramos en nuestras vidas cotidianas ordenadas y claramente delimitadas, dentro de espacios compartidos que creemos controlar. Estos conflictos se evidencian en los contrastes visuales entre los enormes aviones y los diminutos pájaros (que son, en realidad, sus “prototipos”), entre el entorno estéril y las líneas rectas del aeropuerto y la naturaleza “desorganizada” que lo rodea, que siempre se resiste al orden estricto; y en el sencillo juego entre ruido y silencio, entre estrés y tranquilidad, y entre lo pasajero y lo eterno. Y, sobre todo, nadie que vea Scarecrows volverá a aterrizar o despegar del Aeropuerto de Riga con indiferencia, sin escrutar a lo lejos esos reinos invisibles más allá de los límites de nuestros propios horizontes restrictivos.
Scarecrows es una producción de la letona VFS films, coproducida por la lituana Moonmakers.
(Traducción del inglés)
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