Crítica: L’âge mûr
por Aurore Engelen
- Jean-Benoit Ugeux presenta su primer largometraje de ficción, una comedia sobre la soledad que sigue a un hombre que acaba de cumplir 50 años que se enfrenta a la época y a los demás

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L’âge mûr traza un retrato delicado pero implacable de Ludovic (Jean-Benoit Ugeux), un arquitecto que acaba de cumplir cincuenta años y para quien, en apariencia, casi todo va viento en popa. Encadena proyectos de gran envergadura, su vida social florece y acaba de conocer a Nathalie (Ruth Becquart), una madre soltera divertida y enérgica con la que no le costaría avanzar rápidamente. Sin embargo, sus interacciones con las dos hijas de Nathalie, una preadolescente (Elisea Garrabos) y una adolescente ya hecha y derecha (Solan Martinez), distan mucho de ser un camino de rosas. Simpático pero inmaduro, los cimientos de Ludovic empiezan a temblar, lo cual no es poca cosa para un arquitecto.
Encarnado por el propio cineasta, Ludovic es un personaje exasperante al que resulta imposible no tomar cariño. Es excesivo, consumista, bocazas e inmaduro, pero también profundamente conmovedor en su torpeza y en esa forma tan particular de negarse, con obstinación, a sucumbir a la soledad, que se infiltra poco a poco mientras él parece fundirse con el paisaje. Como sabemos, los adolescentes son muy perceptivos; al igual que los niños, tienen la capacidad de confrontar a los adultos con sus contradicciones: bajo su mirada sin filtros, el emperador está desnudo. La película de Ugeux no es tanto una historia sobre los hijos de los demás, como la de Rebecca Zlotowski, sino sobre esas relaciones extrañas que a veces se establecen sin una razón clara y que, durante un lapso inesperado, permiten que dos personas que nunca tendrían que haberse cruzado encuentren o redescubran su camino. L’âge mûr es una comedia de ritmo muy particular, que también se despliega en los márgenes de la acción, en los entretiempos y en la trivialidad de lo cotidiano, como una hamburguesa devorada en un aparcamiento o una copa de espumoso bebida a solas en una fiesta.
L’âge mûr es una producción de Wrong Men, que también estuvo detrás de La Musique y Eastpak, coproducida con la propia compañía del director, Apoptose (Bélgica), y Piano Sano (Francia), con el apoyo del programa Lightweight Production del Wallonia-Brussels Federation Film and Audiovisual Centre. Las ventas internacionales corren a cargo de Be For Films.
(Traducción del francés)
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