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ZAGREB 2025

Crítica: Pixie. The New Beginning

por 

- Una niña de 11 años se agarra a sus fantasías para seguir adelante mientras se enfrenta a un duelo en un ambiente hostil en el primer largometraje de Krzysztof Komander

Crítica: Pixie. The New Beginning
Amelia Golda en Pixie. The New Beginning

Podemos fingir que no es verdad, pero los niños pueden ser crueles y manipuladores. Pueden provocar mucho daño, e incluso, torturar, a aquellos que no encajan en el grupo. En ocasiones, ser el niño nuevo en algún lugar y no conocer los “estándares” no escritos del entorno, puede constituir una situación casi imposible. Este es el caso de la protagonista de la ópera prima de Krzysztof Komander como director, Pixie. The New Beginning [+lee también:
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. Esta película, claramente dirigida a un público joven, se estrenó en Locarno Kids, tuvo una buena acogida durante su distribución en Polonia y compitió en el Schingel antes de participar en la sección KinoKino del Festival de Zagreb.

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Pese a tener 11 años, Hania (Amelia Golda) todavía cree en las hadas; las criaturas mitológicas que su difunta madre (Agata Turkot, en flashbacks) le enseñó, y está más que dispuesta a expresar y defender sus creencias. Por desgracia, es la niña nueva en una escuela provincial, y sus compañeros son menos inocentes que ella, por eso acaba en primera posición de la “cadena alimentaria” del acoso escolar. Por si fuera poco, su padre soltero (Arkadiusz Jakubik, de I’m a Killer [+lee también:
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) tiene demasiado trabajo de bombero como para encargarse de las necesidades emocionales de su hija.

En un trato entre el padre y la profesora (Anna Smolowik), a Hania le presentan al hijo de la profesora y a otro “parásito” acosado, Michal (Maksymilian Zieliński), que es un empollón de ciencias. Tras un comienzo un tanto complicado, ambos llegan a un acuerdo: él “inventará” un detector de hadas para que ella pueda demostrar que estaba en lo cierto y el resto de la clase no, en lo que concierne a la existencia de estas criaturas. En un golpe de pura suerte, ambos se tropiezan con un nervioso y pícaro duende llamado Sindri (cuya voz pertenece a Borys Szyc), quien dice que está deseando mostrarse al mundo si la pareja completa una serie de tareas.

Por supuesto, toda la trama del hada es solo una metáfora para aferrarse a algo del pasado que parece menos traumático que un presente marcado por el duelo. Incluso los niños pequeños, si han visto alguna película, pueden adivinarlo bastante pronto y esto, de alguna forma, pone en riesgo el resto de la película. Komander tiene el completo control creativo del proceso cinematográfico como director, autor del guion y editor, con este último trabajo como su primera profesión. El problema es que le falta una mirada fresca para eliminar algunas de las repeticiones innecesarias y reducir la duración, que se acerca a los 100 minutos.

La cuestión es que las repeticiones no se aprovechan al máximo para desarrollar los dos protagonistas infantiles más allá del nivel de arquetipos con un par de características específicas cada uno, por eso, los talentosos pero novatos actores están condenados a proporcionar interpretaciones monótonas. Los adultos del reparto tienen más libertad para cambiar sus personajes, pero suelen utilizarse con fines humorísticos o para aliviar la tensión, ya que las discusiones entre los niños se presentan de una manera casi naturalista.

Aunque la banda sonora de Wojciech Frycz resalta la predictibilidad de la trama y los puntos que Komander quiere destacar, el resto de aspectos técnicos sirven como una especie de pegamento. Esto es especialmente cierto en el caso del animado diseño de producción de Natalia Anna Matejka y el vestuario de Dzvinka Kukul, tal y como lo capturan las dinámicas tomas del director de fotografía Piotr Dudak. Teniendo todo esto en cuenta, Pixie. The New Beginning, quizás se desvanezca ante el escrutinio de un público adulto analítico, pero posee suficiente calidez y emoción para contentar a su principal público principal y para emitir un mensaje positivo.

Pixie. The New Beginning, es una coproducción polaco-checa de Green Rat Productions junto con Heaven’s Gate, Lonely Production, WFDiF, Matejka.Studio, Haka Films, Bahama Films, Abstraction Plan, Silesia Film, EC1 Lodz – City of Culture y Off Beat Films. The Yellow Affair se encarga de las ventas internacionales.

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(Traducción del inglés por Paula Gomis Montiel)

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