BLACK NIGHTS 2025 Critics’ Picks
Crítica: Mo Papa
por Veronica Orciari
- En el segundo largometraje de Eeva Mägi, un joven que vuelve a la sociedad lidia con viejas heridas y patrones destructivos en un impresionante paisaje nevado

Mo Papa, presentada en la competición Critics’ Picks de la 29.ª edición del Festival Black Nights de Tallin, es el segundo largometraje de Eeva Mägi, tras la exitosa Mo Mamma [+lee también:
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ficha de la película], que también se proyectó anteriormente en Tallin, donde se alzó con el premio especial del jurado. La directora estonia está trabajando en una trilogía de películas cuya tercera parte lleva por título Mo Amor.
Eugen (Jarmo Reha), de 28 años, acaba de salir de prisión tras cumplir diez años por la trágica muerte de su hermano menor y trata de recuperarse del trauma. El joven queda aún más conmocionado al comprobar cuánto ha cambiado el mundo que conocía durante su estancia en la cárcel, y tan solo mantiene vínculos con su padre (Rednar Annus) y dos amigos de la infancia, Stina (Ester Kuntu) y Riko (Paul Abiline).
Pese al honesto propósito de Eugen de buscar una segunda oportunidad y reconstruir su vida, sus viejos hábitos, junto con los sentimientos negativos que inevitablemente le han marcado, amenazan con empujarle de nuevo hacia una espiral de autodestrucción. Con el tiempo se hace evidente hasta qué punto los vínculos humanos constituyen la base del cambio. No obstante, para que este cambio arraigue de verdad, esos lazos deben reforzarse mediante un trabajo intenso a nivel individual.
Mo Papa es una película de extraordinaria fuerza, que confía en la combinación de interpretaciones contundentes y una fotografía delicada pero poderosa (obra de Sten-Johan Lill) para garantizar una experiencia cinematográfica memorable. Su corta duración asegura un relato conciso, que atrapa al público en muy poco tiempo, sin correr el riesgo de perder su atención diluyendo la historia. Se trata de una estrategia que, por desgracia, demasiadas películas han pasado por alto en los últimos años. A veces, decir menos puede ser el enfoque adecuado para que las pocas palabras (o imágenes) empleadas cobren más sentido y permitan al público reflexionar con mayor profundidad, en lugar de absorber pasivamente un flujo constante de información.
Los paisajes nevados y azulados confieren a la película el grado justo de desolación y melancolía, mientras que, paradójicamente, resultan reconfortantes como una caricia. La película recorre con precisión la fina línea entre frialdad y calidez mediante los distintos tipos de planos, montados con maestría por Jette-Krõõt Keedus. Las imágenes probablemente permanecerán mucho tiempo en la memoria del espectador, y lo mismo cabe decir del trabajo de Reha, que sobresale como el elemento más destacado de la película.
Por último, pero no menos importante, la película de Mägi se rodó con un presupuesto milagrosamente exiguo (de decenas de miles de euros) y sin guion. Esto sugiere que, en algunos casos, cuando los cineastas expresan su preocupación por los presupuestos limitados, el problema quizá no resida únicamente en la financiación. Lo cual no significa que esta no sea un elemento importante del conjunto, pero obras como esta demuestran que no es imposible lograr resultados con pocos medios. Mientras tanto, algunas producciones de alto presupuesto se apoyan en ideas escasas, lo que demuestra que también es posible lo contrario.
Mo Papa es una producción de la estonia Kinosaurus Film y Kultuurikuur. Sus derechos de ventas internacionales están aún disponibles.
(Traducción del inglés)
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