BLACK NIGHTS 2025 Competición óperas primas
Crítica: Elena’s Shift
- Maria Dragus se echa a las espaldas el primer largometraje de Stefanos Tsivopoulos, centrado en una madre soltera rumana que lucha por salir adelante en la Grecia de la crisis

La crisis financiera de 2008 afectó de manera diferente a cada país, y duró distintos periodos de tiempo, pero el denominador común en cada uno de esos países fue que expuso la corrupción interna que los azotaba. Grecia se vio especialmente afectada: la crisis allí duró más que en otras naciones, y por desgracia, fueron los trabajadores y los inmigrantes quienes lo pagaron más caro.
Basada una historia real, Elena’s Shift [+lee también:
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ficha de la película], la ópera prima del aclamado artista visual Stefanos Tsivopoulos, se enmarca en 2013, en el final de la crisis. Se presentó el año pasado en el Festival Black Nights de Tallín como un trabajo en desarrollo, y acaba de estrenarse en la Competición de óperas primas del festival.
La protagonista (interpretada por la actriz germanorrumana Maria Dragus, a quien podemos ver en numerosas películas desde La cinta blanca [+lee también:
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Para Elena, la situación se vuelve incluso más complicada cuando la informan de que su contrato se rescindirá y no se renovará. Puesto que ella no recuerda haber firmado ese tipo de contrato, se dirige al sindicato donde conoce a la abogada Yota, (Penelope Tsilika, a quien podemos entrever en Little England [+lee también:
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ficha de la película]) que le proporciona una chispa que enciende su fuego, tanto en un sentido activista como en un sentido romántico. Pero, ¿pueden ambas llevarse bien en un mundo despiadado en el que todo el mundo se enfoca en priorizar sus propios intereses?
Al no querer atosigar al público con excesivos detalles legales o económicos de las desgracias de Elena, Tsivopoulos crea una serie de diferentes problemas. En tal lectura y narración de su situación, los problemas, deseos y aprietos generales de Elena parecen muy imprecisos y genéricos, por lo que cualquier impacto emocional real en el tercer acto queda en nada. En cuanto al estilo, Elena’s Shift también se alinea con obras contemporáneas de realismo social, con una cámara en mano temblorosa de Konstantinos Koukoulios que utiliza habitualmente un enfoque superficial, y un montaje ligeramente abrupto de Stamos Dimitropoulos. De esta forma, la auténtica atmósfera de las casas con pocos muebles y las abarrotadas calles metropolitanas se transmite sin movimientos llamativos y sin forzarnos a regodearnos en la miseria.
Sin embargo, los mejores activos de la película son sus actrices principales, y Tsivopoulos lo sabe, así que de vez en cuando las enmarca en primeros planos y en conjuntos de planos contraplanos. Este es especialmente el caso de Maria Dragus, que se dedica en cuerpo y alma a su papel, y el resto del reparto, en particular Penelope Tsilika y Rodica Lazar, hacen lo que pueden por ayudarla, pero el problema es que el guion es demasiado impreciso y por ello necesitan improvisar. El resultado final es satisfactorio, pero nada más que eso.
Elena’s Shift es una producción griega de Boo Productions, en coproducción con Debunk y microFILM.
(Traducción del inglés por Paula Gomis Montiel)
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