Crítica: A la cara
por Alfonso Rivera
- Javier Marco lleva a los personajes antagónicos de su premiado cortometraje homónimo más lejos, abriendo posibilidades a una relación que nace tóxica y camina hacia sorprendentes reacciones

A la cara ha disfrutado de su estreno mundial en la sección oficial Albar de la 63.ª edición del Festival Internacional de Cine de Gijón/Xixón (FICX). Se trata del segundo largometraje dirigido por Javier Marco tras Josefina [+lee también:
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ficha de la película], una prolongación temática, pero con los mismos protagonistas, del ganador del premio Goya 2021 al mejor cortometraje de ficción. Además, la película está interpretada por los mismos nombres: Manolo Solo, poseedor del Goya por Tarde para la ira [+lee también:
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entrevista: Raúl Arévalo
ficha de la película], a quien vimos recientemente en un personaje mucho más amable en Una finca portuguesa [+lee también:
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ficha de la película], y Sonia Almarcha, nominada al Goya por El buen patrón [+lee también:
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ficha de la película] y que estrenó este año Subsuelo [+lee también:
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entrevista: Fernando Franco
ficha de la película]. Completan el reparto en roles que no existían en el título original Roberto Álamo (que ya trabajó con Marco en Josefina), Helena Zumel y Daniel Pérez Prada.
Como el cortometraje, A la cara presenta a Lina, una periodista famosa por sus apariciones en televisión, que, cansada de los constantes ataques anónimos que recibe por gentileza de las redes sociales, decide hacer frente a la situación de manera directa y enfrentarse en vivo y en directo, sin pantallas ni apodos por medio, con uno de sus haters en la mismísima casa de este.
Con un encontronazo empieza una película que transcurre mayoritariamente bajo ese mismo techo, un domicilio con jardín, pero nada lujoso, del cual el protagonista, Pedro, alquila la habitación que dejó vacía su difunta madre. Con la excusa de rentar ese dormitorio, Lina se introduce en ese chalé que Pedro comparte con un perro. Y ahí comienza un duelo verbal que irá girando hacia situaciones, giros y emociones inesperadas.
Unos momentos que rozan con frecuencia la incomodidad –y también la incredulidad– gracias a un guion basado en pocas acciones pero mucho diálogo, cargado éste de reproches, miedos y miserias, escrito por el propio Marco y su colaboradora habitual Belén Sánchez-Arévalo y apoyado en el enfrentamiento actoral, en la estela de Michael Caine y Lawrence Olivier en La huella, por mencionar con derecho propio la obra maestra de Joseph L. Mankiewicz.
Así, poco a poco, según transcurre esa visita no deseada, se van abriendo varios melones temáticos que oscilan entre la necesidad de ser escuchados, la venganza, la redención y el reconocimiento en el otro, por lejano o diferente que, en principio pudiera parecer. Con la cobardía y las contradicciones humanas como cemento de la trama, finalmente la paternidad fracasada unirá a dos animales heridos, huérfanos de alegría. Con todo, la película –de económica puesta en escena– resulta por momentos estática, claustrofóbica y reiterativa, algo que alivian las escenas rodadas fuera de ese cuadrilátero donde se baten sus amargados protagonistas.
A la cara es una producción de Pecado Films, LaCima Producciones, Langosta Films, Odessa Films, Biograf Capital AIE, Suculenta Producciones y LaCima Entertainment, en coproducción con la belga Bulletproof Cupid. La británica Reason8 se ocupa de las ventas internacionales.
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