Crítica: L’Enfant Bélier
por Aurore Engelen
- Marta Bergman usa la fuerza de la ficción para iluminar las zonas oscuras de un suceso trágico convertido en parte integral de la historia de la migración en la Europa del s.XXI

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ficha de la película], la nueva película de la directora belgorumana Marta Bergman, inaugurará la 25.ª edición del Cinemamed este 27 de noviembre en Bruselas, tras su estreno mundial en el Festival de El Cairo. Reconocida en 2019 con su primer largometraje de ficción, Seule à mon mariage [+lee también:
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ficha de la película], presentado en la selección ACID de Cannes, Marta Bergman cuenta con un sólido bagaje documental. Esta nueva obra es ficción pura, inspirada libremente en un suceso que conmocionó a Bélgica en 2018: el caso Mawda, la historia de una niña kurda de dos años abatida de un tiro por un policía belga durante una persecución mortal. Ante la presión, la institución policial afirmó en un primer momento que no se había efectuado ningún disparo, antes de sostener que los traficantes habían utilizado el cuerpo de la niña como escudo.
En pantalla, todo empieza con un plano cerrado y luminoso de una pareja guapa, joven y enamorada. Y del revés. En cualquier momento, los traumas pueden resurgir. En su tienda, Sara (Zbeida Belhajamor) y Adam (Abdal Alsweha) se afanan en crear recuerdos para su hija pequeña, Klara, protegidos del mundo exterior, hostil y peligroso, por una fina lona naranja. Este primer movimiento da paso al reverso del decorado: la caza de la que son objeto los migrantes por parte de la policía. Procedentes de Mosul o de Alepo, acaban siendo tiroteados en una autopista belga. El punto de vista se divide entonces entre la furgoneta de los exiliados y el coche de los policías, en una asfixiante secuencia de persecución que desemboca en el drama. Tratados como sospechosos, a los padres se les impide acompañar a su hija y luego llorar su pérdida. La perspectiva cambia una vez más, esta vez centrándose en cómo la policía y el sistema judicial manejan la situación con un cínico terror, tanto de manera oficial como frente a los medios, mientras que el agente de policía (Salim Kechiouche) que disparó se ve atormentado por preguntas morales y existenciales sobre su culpa y responsabilidad.
Fue un policía quien apretó el gatillo, pero es un contexto, que genera una atmósfera de miedo y sospecha, el que carga el arma. El agente está en manos de un sistema del que Klara y su familia son las primeras víctimas. Explorando casi todos los entresijos de esta tragedia, restituyendo a estas víctimas la condición de padres que se les negó, observando los mecanismos de defensa cínicos empleados por la policía y cuestionando el papel del propio ejecutor, Marta Bergman (indudablemente apoyada en un considerable material documental) utiliza la ficción con fuerza política para intentar comprender cómo ocurrió esta tragedia, y ayuda a avanzar sin sofocar la emoción o la ira, con el fin de captar la compleja naturaleza de un sistema que intenta justificar lo injustificable.
L’Enfant Bélier es una producción de Frakas Production (Bélgica), coproducida por Production des Années Lumière (Canadá). Las ventas internacionales corren a cargo de B-Rated International (Francia).
(Traducción del francés)
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