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PELÍCULAS / CRÍTICAS Eslovaquia / Polonia / República Checa / Bélgica

Crítica: Flood

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- El primer largometraje de Martin Gonda combina un relato histórico de un exilio forzado durante la era comunista con una historia de paso a la adultez alrededor de la falta de raíces

Crítica: Flood
Sára Chripáková en Flood

El director eslovaco Martin Gonda, representante de la generación joven de cineastas nacionales, debuta en el largometraje con Flood, que recientemente recibió el premio SIGNIS a la mejor película en la competición internacional del Festival de Mar del Plata. El proyecto ya había obtenido anteriormente el premio principal al mejor work in progress en los Febiofest Bratislava Industry Days de 2021 (ver el report). Mientras que Pura Vida, el cortometraje de Gonda seleccionado por la Cinéfondation, retrataba una adolescencia moldeada por presiones externas en un paisaje industrial de provincias, Flood amplía estas preocupaciones en un contexto histórico y de minorías. La película se estrena en Eslovaquia el 4 de diciembre de la mano de Continental Film, antes de distribuirla en salas en la República Checa el 5 de febrero de 2026.

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Ambientada a principios de los años ochenta en el este de Checoslovaquia, la película sigue a Mara, de 15 años (Sára Chripáková), que vive con su padre viudo, Alexander (Jozef Pantlikáš), en la aldea rutena de Ruské. El asentamiento está condenado a la demolición debido a la construcción del embalse de agua potable de Starina. Mara sueña con estudiar aviación en la ciudad, mientras que su padre espera que permanezca ligada a las tierras de la familia. A medida que el Estado avanza en sus planes, la comunidad se enfrenta a un traslado forzoso. Lo que comienza como un relato de iniciación va desplazándose hacia una exploración del desplazamiento planificado que afecta a una minoría eslava arraigada en los Cárpatos Orientales.

El cineasta centra la historia en la perspectiva de Mara. Sus ambiciones chocan con la expectativa de su padre de que asuma la responsabilidad de la finca familiar, y esta brecha se hace aún más grande cuando efectivamente inicia sus estudios de aviación en la ciudad, una senda poco habitual para una chica de la época y que suponía apartarse de su origen rural. Sus planes se complican cuando su padre queda confinado en casa tras sufrir un infarto, obligándola a asumir unos cuidados que esperaba no tener que asumir.

Flood se alinea con las tendencias emergentes del cine eslovaco contemporáneo, especialmente el de la generación más joven, como se aprecia en obras como Promise, I’ll Be Fine [+lee también:
crítica
ficha de la película
]
, de Katarína Gramatová, que señalan un relevo generacional respecto a las convenciones nacionales establecidas. Gonda emplea una estructura de relato iniciático dentro de un relato histórico marcado por el conflicto intergeneracional. También se aparta de los enfoques locales dominantes sobre los relatos de la era comunista, que a menudo recurren a la nostalgia o a la representación de la opresión. La fotografía de Oliver Záhlava evita la estilización asociada al cine de época y opta por un enfoque más naturalista.

La búsqueda de Mara de una carrera en un campo dominado por hombres desafía las normas de género de la época, y aun así su identidad permanece entrelazada con la comunidad rutena. De esta forma, transita entre sus orígenes rurales y sus aspiraciones urbanas, entre las obligaciones tradicionales y un cambio impulsado por ella misma. La película se sitúa entre dos formas de desarraigo: uno impuesto a los personajes por el Estado debido a los cambios profundos en la región, y otro elegido por quienes buscan nuevas vidas más allá de las convenciones establecidas.

Flood sitúa a Gonda dentro de un grupo de cineastas centroeuropeos emergentes cuyos trabajos dialogan con la historia de episodios nacionales menos explorados mediante narrativas centradas en los personajes. Su orientación temática y su economía estética sugieren que podrá alcanzar mayor visibilidad en el circuito de festivales, especialmente en programas dedicados al cine regional, a las historias de minorías y a nuevas perspectivas sobre el pasado socialista.

Flood está producida por Silverart (Eslovaquia), y coproducida por Harine Films (Polonia), Cineart TV Prague (República Checa) y The Y-House (Bélgica).

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(Traducción del inglés)

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