Crítica: La Condition
por Fabien Lemercier
- Dos mujeres intentan escaparse del yugo del patriarcado en 1908 en una fina película con interpretaciones excelentes, dirigida con brillantez por Jérôme Bonnell

“Apriétalo fuerte. Necesito estar bien sujeta”. El refinado y sutil director Jérôme Bonnell nos sumerge, con su octavo largometraje, La Condition, en una sociedad encorsetada en la que los hombres ostentan todos los derechos, y en una gran residencia burguesa donde dos criadas se afanan en la cocina del sótano mientras sus tres “amos” (un matrimonio y una anciana postrada en cama) orquestan el día a día. La película llega a los cines franceses el 10 de diciembre de la mano de Diaphana.
“Ya estoy harto. Podría volverme desagradable (…) Nunca te he visto totalmente desnuda”. Tras una fachada conformista propia de principios del siglo XX, Victoire (Louise Chevillotte) y André (Swann Arlaud) viven un matrimonio infeliz y sin hijos; la joven prefiere dormir en una habitación aparte debido a su falta de apetito por el contacto físico con su marido (“no me gusta que dure demasiado”). Él pasa casi todas las noches en la parte de la casa que utiliza para trabajar (es notario), mientras que su madre, de carácter fuerte (Emmanuelle Devos), también permanece recluida en un dormitorio. La mujer quedó muda (se comunica con una pequeña pizarra y tiza) y con movilidad reducida tras una serie de ataques, pero está decidida a exasperar a todo el mundo golpeando los muebles con su bastón hasta que alguien acuda a atenderla.
Así, bajo la superficie pulida de las convenciones sociales, en la casa reina una atmósfera extraña y ligeramente tóxica, acentuada por la iluminación de la película, a base de velas y lámparas de aceite. En esa vivienda se mueven sin descanso dos criadas: la más joven, Céleste (Galatea Bellugi), sufre las agresiones sexuales de su empleador, a las que no se resiste por miedo a perder el puesto. Sin embargo, un día se da cuenta de que está embarazada, y Victoire no tarda en descubrir su estado. Este giro de los acontecimientos trastoca por completo las relaciones entre todos, sacando a la luz fragilidades y secretos…
Magníficamente interpretada, la película (una adaptación de la novela Amours, de Léonor de Récondo) esquiva con destreza los enfoques acartonados de la reconstrucción histórica, mientras ofrece un asfixiante huis-clos de gran poder visual (gracias a la hermosa fotografía de Pascal Lagriffoul, con un don especial para capturar miradas, movimientos y emociones), del que Céleste y Victoire intentan liberarse escapando de la dominación masculina. El director impregna sutilmente este aire feminista, empapado de modernidad, en los pliegues de un cine francés de corte social a lo Jean Renoir, dando lugar a una obra con identidad propia y notable, en sintonía con un cineasta de talento indiscutible que sigue abriendo su propio camino y rehúye la ostentación.
La Condition es una producción de Diaphana Films, mientras que sus ventas internacionales corren a cargo de Playtime.
(Traducción del francés)
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