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CINEMAMED 2025

Crítica: My Father's Scent

por 

- El primer largometraje de ficción del egipcio Mohamed Siam es un intenso drama familiar que cuestiona de forma crítica las raíces de los valores convencionales

Crítica: My Father's Scent
Ahmed Malek y Kamel El Basha en My Father's Scent

El primer largometraje de ficción del egipcio Mohamed Siam, autor del ambicioso documental Amal [+lee también:
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(cinta de apertura del IDFA 2017), que seguía a una adolescente durante las protestas de la plaza Tahrir, es un intenso drama familiar. Con My Father's Scent [+lee también:
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, que se ha alzado con el Gran Premio y el premio Cineuropa en el 25.º Cinemamed, Siam ofrece una mirada crítica a su país, mucho menos directa, pero no por ello menos aguda, filtrada a través del tema universal de la conflictiva relación entre padre e hijo.

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Estamos en Alejandría, en la víspera de Eid al-Adha, la festividad islámica durante la cual se sacrifican ovejas como símbolo de ofrenda en el Corán. Es una metáfora que reaparece en los diálogos, mientras que sus implicaciones respecto al sacrificio de los vínculos ocupan el núcleo de la película. Un viudo anciano, Omar (Kamel El Basha), regresa a casa del hospital tras seis meses en coma, acompañado por su hijo mayor, Ali (Abed Anani), su favorito, que tiene un trabajo estable y una familia. Omar queda al cuidado de su hijo menor, Farouk (Ahmed Malek), con quien mantiene una relación abiertamente tormentosa. Tras la muerte de su madre, el prometedor Farouk abandonó la facultad de Farmacia, se encerró en sí mismo, empezó a drogarse e incluso intentó suicidarse. Su rabia, frustración y duelo por la pérdida de su madre se vuelcan contra su padre. Por su parte, Omar culpa a su hijo de haber desperdiciado su vida y lo acusa de gestionar mal la tienda de caza y pesca que le confió (que el joven utiliza como punto de venta de ketamina) y de salir con una chica a la que el viejo llama “puta” sin rodeos.

A la mañana siguiente, el anciano aparece muerto. En ese momento, la película da un salto atrás para mostrarnos lo sucedido en las 24 horas anteriores. Lo que se despliega en las estancias de la vieja casa, como si fuera una obra de teatro, es una suerte de duelo, con breves digresiones en las que Farouk sale a ver a sus “clientes” o a su novia Sara (Mayan El Sayed), y finalmente una travesía nocturna por la ciudad, durante la cual padre e hijo se enfrentan. En ese trayecto afloran recuerdos traumáticos, acusaciones contra un padre ausente y violento, y se desvelan viejos secretos.

Siam, que estudió cine en El Cairo, París y Nueva York, y recibió becas internacionales del Sundance Institute, el CNC, el DFI y Final Cut in Venice, demuestra una notable habilidad en la composición del espacio, con mínimos movimientos de cámara, meticulosas decisiones de puesta en escena y gran sensibilidad a la hora de dirigir a sus dos protagonistas: el palestino El Basha (Copa Volpi al mejor actor en Venecia por El insulto [+lee también:
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) y uno de los actores egipcios más solicitados de su generación, Ahmed Malek, una celebridad regional que también es reconocido en Occidente como el camarero Musa en la serie británica Boiling Point [+lee también:
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Envuelto en los colores pastel de Omar Abou Douma, con la luz refractándose en las gotas de una lluvia constante que simboliza una necesidad de purificación, el dúo ofrece interpretaciones magníficas que indagan en las raíces de los valores familiares convencionales, dejan al descubierto las dinámicas de dominación ejercidas por el sistema patriarcal, exploran las tensiones y choques entre generaciones y ponen el foco en el complejo y doloroso camino hacia la reconciliación emocional y familiar. El guion de Ahmed Amer y del director no busca arcos de personaje marcados ni giros espectaculares, sino que atraviesa la complejidad de estos afectos familiares mediante revelaciones sutiles y graduales y un diálogo desencantado, aderezado con amarga ironía. Son visibles las referencias a la situación social del país (Sara es una joven lista y de espíritu libre, pero debe cubrirse con el hiyab y borrarse el pintalabios antes de volver a casa con la familia, a la que Farouk tilda de “fanática”), pero la intención es hacer del relato un paradigma, destilando toda la ternura filial del mundo en una vieja botella de colonia (que da título a la película en árabe). No es casualidad que el director dedique la película “a todos los padres”.

My Father's Scent es una producción de ArtKhana (Egipto), coproducida por DUOfilm (Noruega), B-retta Films (Suecia) y Arizona Films (Francia). Sus ventas internacionales corren a cargo de Film Clinic Indie Distribution.

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(Traducción del italiano)

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